Kuroo Tetsuro, junto a sus dos mejores amigos habían hace poco abierto una cafetería, "Flor de Luna" fue el nombre que decidieron para ese cálido lugar, un espacio acogedor, decorado con algunas flores, como la misma que tenía el nombre de ese recién formado negocio: además de la primera, habían hibiscus y jazmines, le daban una imagen suave y hasta angelical a todo el local. Este mismo fue próspero, a lo que no tardó en ganar popularidad que permitió, además de conseguir clientes fieles, trabajadores que se volvieron una pequeña familia para estos tres.
Fue que entonces, como todas las semanas, uno de ellos se tomaría un día libre. Ordenó su hogar, se centró por completo en ello y en cambiar las cosas de lugar, para cuando terminó ya eran casi las seis de la tarde, así que se cambió y abandonó su hogar para emprender camino a otra locación.Un año antes
Tsukishima y Kuroo se conocieron gracias a una parejita eran sus respectivos mejores amigos, Akaashi y Bokuto.
La química entre ellos fue palpable para todos, era algo divertido de ver cómo se llevaban, uno que buscaba molestar al otro pues se le hacía gracioso e incluso tierno verlo enojado con lo que le decía, nunca pudo imaginarse lo que para uno de ellos terminaría por desarrollarse.
Llevaban casi dos años de conocerse, habían avanzado tanto que se la pasaban juntos y la atracción era indiscutible, pero para Tsukishima, la atracción pasó a ser amor dirigido directamente a el azabache
Se conocían perfectamente, su comida favorita, su carrera soñada, cada frustración, cada hábito, la atención a los detalles de cada uno por su contrario los volvía inseparables de una manera encantadora para ambas partes, con altibajos como en cualquier tipo de relación, supieron enfrentar algunas peleas y situaciones que pusieron en juego ese profundo cariño lo que los afianzó más que antes.Estaban a dos meses de su segundo aniversario de amistad cuando perdieron todo lo que construyeron con el pasar del tiempo.
Se acercaba la temporada de lluvias en su ciudad, y uno de ellos comenzó a enfermar. Al principio no fue grave, un resfriado común para fechas como estas en las que el clima frío calaba en lo profundo de los huesos de todos los habitantes en Tokyo.
El resfriado si bien común, tenía una particular tos constante que a ese punto se volvió insufrible para el muchacho. Ambas partes creyeron que eventualmente mejoraría con el debido descanso y medicación, pero lo que uno no se enteró fue que resultó siendo todo lo opuesto.La fuerza constante de su garganta terminó haciendo que esa particularidad se viera acompañada de gotas de sangre.
Y con el tiempo, en uno de esos días en los que ese síntoma ya regular en su dolencia, algo hizo que la angustia en el chico apareciera. Entre ese burdo pesar que ya era rutina, un pétalo fue la advertencia de que no estaba del completo bien. ¿Cómo es que tosió un pétalo? ¿Es siquiera posible? ¿Se habrá tragado alguno por las infusiones que preparaba usualmente con los mismos? Cada nueva pregunta atropellaba la anterior, el horror de la escena presentada en sus ojos, reconoció luego de un rato de qué flor se supone que pertenecía ese pedacito, una flor de luna, manchada de la sangre que ya acompañaba previamente el padecer del joven.
"Nunca hice algún té con eso."
Fue el único pensamiento que se le cruzó, antes de que la puerta de su habitación fuera golpeada exactamente tres veces de modo suave, su compañero entraba luego de ello con una taza de té con miel y limón.
"Escuché que esto hacía bien para la tos, supuse que ayudaría y te gustaría, porque tiene de tus cosas favoritas."
Y el corazón de quien estaba sentado en su cama, escondiendo el causante de su ahora preocupación detrás de sí, mostró una sonrisa en tanto le indicaba al chico que se acercara y le hiciera compañía, este obedeció entregándole la taza con cuidado advirtiéndole de la temperatura del objeto de porcelana, "Usó su taza favorita." fue el único pensamiento que rondaba ahora mientras bebía el contenido, era aliviante, relajante, un detalle lindo al que no estaba acostumbrado que llegó a las fibras sensibles de su corazón.
Y ese incesante síntoma comenzó a molestarle de nuevo.
