Fuiste la ternura a través de tus ojitos soñadores, la calma cuando acariciaba tus orejitas, la risa en tus travesuras, mi consuelo en mis días más solitarios, la alegría cuando te veía correr por la playa, la fortaleza en mi debilidad, la valentía en mi miedo. Manolo, también eres mi llanto y mi tristeza. Mi vida sin ti ya no será la misma, y nunca entenderé porqué decidiste irte así. Tendré que aprender a vivir con la desesperación y angustia de saber que nunca más te volveré a abrazar, pero te despido con la misma alegría con la llegaste a mi vida, porque por ti ahora sé como se ve y se siente el amor, la bondad, la lealtad. Por ti me encontré a mi.
Tú, Manolo, una de las lecciones más significativas de mi vida.
Mi ángel en los cielos y en la tierra.Te amo, por siempre.