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Alguien "normal" podría decirle a Yuki que está demente, pero a él le importaba muy poco. Anotarse como ayudante del equipo de fútbol (lo que implicaba lavar sus apestosas camisetas y toallas) solamente para poder ingresar sin impedimento a alguno de sus vestidores y observar de cerca sus posibles siguientes presas, era algo que sus mejores amigos estaban calificando como "descabellado". Pero, como anteriormente se ha mencionado, a Yuki le importaba realmente muy poco.

No era absolutamente nada divertido tener que cargar con una asquerosa maloliente mochila llena de toallas y camisetas sudadas por todo el pasillo de la universidad y en su auto para la lavandería más cercana, pero todo era gratificante mente recompensado en el momento en que sus compañeros iban a las duchas después de jugar ya medio vestir. Yuki sabía cómo disimular a la hora de pasar cabina por cabina en busca de sus prendas sucias y al mismo tiempo, echar una breve mirada a los musculosos cuerpos de cada uno de los jugadores.

Sergio no había recibido información falsa. Todos estaban bastante bien dotados... Pero ninguno llegaba a sorprenderlo. Incluso había tenido que descartar a Daniel de su lista en el momento en que supo que comenzó a salir con un chico de intercambio recién ingresado.

Así que su búsqueda continuaba tranquilamente ... O al menos así fue hasta que apareció Pierre Gasly.

 O al menos así fue hasta que apareció Pierre Gasly

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¿Quién demonios era Pierre Gasly?

Era otro más de aquellos estudiantes de intercambio que ingresaron a la universidad a alturas del año.

Un niño bueno, educado, inteligente, aburrido, en exceso respetuoso, un cerebrito, ratita de biblioteca, come libros... Entre otros calificativos algo más graciosos.

Usaba unos grandes lentes y pantalones muy anchos y se abotonaba la camiseta hasta el cuello. También usaba suéteres increíblemente grandes y con cuello de tortuga. Pierre Gasly era el típico chico que jamás mostraba más piel de la necesaria.

Yuki no tuvo absolutamente nada que ver con el chico (de hecho, desconocía de su existencia) hasta que Pierre se vio obligado a hacer parte del equipo de fútbol americano.

Contrariamente a lo que todos pensaban, Pierre era increíblemente bueno en los deportes, tan solo odiaba practicarlos, pero las chicas de toda la universidad enloquecieron cuando el muchacho se dejó ver por primera vez con el uniforme del equipo puesto.

¿Quién diría que una simple ratita de biblioteca podría tener tales muslos gruesos y fibrosos y brazos dignos de un modelo de altura de marcas como Armani?

Sí, ni siquiera Yuki se abría dado cuenta de ellos de no ser porque el chico necesita ganar puntos extras en área de gimnasia y educación física, ya que era en lo único en lo que no destacaba.

Desde ese día, Pierre no pudo tener sus momentos a solas en la biblioteca cada tarde, pues las chicas le perseguían hasta en el almuerzo. Sin embargo, Yuki, aunque podia admitir que el chico tenía una cara que podría derretir los polos y unos brazos en los que te quisieras morir lentamente, no le es demasiado llamativo y eso era debido a que era un mojigato, el chico esperaba a que todos sus compañeros de equipo salieron de las duchas para poder ingresar él y hacer su aseo privadamente.

Yuki no lo entendía, pero no le importaba.

O al menos así fue hasta ese insignificante día en el que tuvo que quedarse hasta tarde recogiendo la ropa sucia de los jugadores.
El día anterior había faltado a la universidad y, por lo tanto, a sus horas extras como ayudante del equipo, por lo que la ropa sucia se acumuló y se vio obligado a buscar formas creativas de poder llevar dos tandas a la a la lavandería sin morir en el intento, así que decidió (por mucha flojera que le diese) hacer dos viajes.
Y justo ahí, cuando volvía de la lavandería por la segunda tanda, que vio por primera vez lo que se convertiría en el mayor de sus deseos más oscuros. Pierre se desnudaba de espaldas, sin tener la mínima idea de su presencia y sin ser pudoroso como Yuki se había acostumbrado a verlo.

Y, oh, santo infierno.

Gasly era jodidamente lo más delicioso que Yuki había visto en mucho, mucho tiempo.

Yuki ahora se podía sentir identificado con aquellas chicas que no le dejaban en paz ni en el almuerzo. Por que el chico era ... Era sublime.

Joder, se había quedado sin palabras. Su piel dorada como la mayoría de los demás jugadores, era pálida y se veía verdaderamente tersa y apetecible. Cada vez que se movía, incluso en lo más mínimo, los músculos de su espalda se flexionaban y salían a la vista, viéndose tan imposiblemente exquisitos que Yuki estaba empezando a delirar, se podía ver a sí mismo lamiendo con dedicación cada uno de esos preciosos músculos pliegue a pliegue, quería pasar su lengua por todo ese perfecto y tonificado cuerpo de dios griego que le están causando un dolor horrible en la ...

—¡AAH!

Yuki saltó en su lugar, asustándose de modo que avanzó un par de pasos al frente y se resbaló gracias al agua regada por todo el lugar. Cerró los ojos un segundo, intentando recomponerse y cuando los abrió, creyó haber sido realmente muy buena persona en su otra vida, pues el enorme -realmente enorme- miembro de Pierre era lo que estaba frente a su cara en el momento que abrió los ojos.

"Madre santa, esos son mínimo veinticuatro..."

Sin embargo, tan pronto como el chico término de ayudar a levantar, se cubrió con lo primero que encontró: la ropa que recién se había quitado.

Sus mejillas y las de Yuki coincidieron para ponerse rojas como tomates tan pronto como se miraron a los ojos, la diferencia era que Yuki tenía un par de pensamientos poco cándidos en su cabeza que eran la razón del color en sus pómulos, pero Pierre estaba en una situación totalmente diferente, preocupándose más por cubrir su cuerpo que por otra.

- L-lamento haberte asustado.- Susurro el chico, apartando la mirada lo más rápido posible-. P-pero en mi defensa, tú me asustaste primero.

El castaño suelta una pequeña risita torpe que hace que el estómago de Yuki se sienta extraño.

El chico era una preciosidad... Y tenía un gran, gran, graaan amigo allí abajo. Yuki empezaba a mirarlo con otros ojos.

Estaba sin palabras, no sabía que decir. Lo único que quería era arrodillarse frente al castaño semi desnudo frente a él y rogarle que le dejara exprimir hasta la última gota de un orgasmo que Yuki estaría complacido de causarle con sus propias manos ... Quizá su boca podría ayudar.

-¿E-estás bien? - Pregunto Pierre, mirándolo con ojos preocupados. No traía sus lentes y sus preciosos y grandes ojos color azul le estaban haciendo sentir estúpido. Había conquistado extranjeros desde Australia hasta Brasil y no podía abrir la boca frente al cerebrito nuevo de la universidad.

Cuando estamos nerviosos decimos tonterías, lo primero que se nos viene a la cabeza en la mayoría de los casos y quizá pasamos las mayores vergüenzas de nuestras vidas... Pero Yuki sobrepasó el límite.

- ¿Me dejas chupártela?

- ¿Me dejas chupártela?

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Falofilia [Yukierre]Where stories live. Discover now