Prólogo:

20 3 0
                                    

Miraba por la ventana mientras pasaba un trapo limpio por la barra, cansada de estar cansada; parecían irónicas éstas palabras pero representaban totalmente mi presente. Trabajaba en un bar con un horario de 10h diarias, apenas tenía algún día de descanso, pero no me podía quejar. Los trabajos hoy en día eran muy difíciles de conseguirlos y si lo lograbas milagrosamente, era porque básicamente necesitaban a gente tonta a la que explotar, y alguna de esa gente, era yo.

No todo el mundo acepta ese tipo de trabajo, pero a mí no me quedaba otra alternativa, en esta vida que no me había dado apenas nada, poca cosa podía pedir o tener, al menos quisiera tener una estabilidad mínima que me pudiera dar de comer y para algunas otras necesidades básicas. Vivía sola, en un apartamento mini y cutre que oscilaba entre seiscientos cincuenta euros, habían subido una barbaridad los alquileres y apenas me daba para ahorrar teniendo que encargarme de más gastos como la luz, el agua y etc...  Trabajaba como una cerda, y eso, es lo único que hacía en toda mi vida.

Desayuno, salgo a correr para liberar estrés, hago la compra, me preparo la comida, me ducho, entro a las dos de la tarde y termino a las doce de la noche, cuando llego voy directamente a la cama a acostarme. Y así todos los días.

¿Amigos? Nunca me han conocido unos, y menos, a amigos de verdad. En el trabajo era muy difícil eso de llevar amistades, porque te puede pasar, 1º; esté la típica maruja que quiera saberlo todo de todos y aunque le cuentes un secreto se lo va a cascar a todo el mundo. 2ºa los típicos trabajadores que se creen superiores por llevar más tiempo que tú y te utilizan y te usan de excusa para sus propios errores o te hacen hacer el trabajo sucio que ellos no quieren. 3ºLos que solo quieren mantener una relación "profesional" y después del trabajo, pasan olímpicamente de ti, 4º los jefes que te tratan como si fueras una mierda pinchada en un palo, y por último, y no es que no haya más pero como me quede más tiempo dando ejemplos no terminamos hasta mañana; luego está el típico guapete que te intenta hacer sentir especial, piensas que no eres suficiente para él, que es muy bueno, dulce, trabajador y... ¡pumba! Te das cuenta de que se lo ha hecho a todas las tías que han entrado al trabajo y que tú solo has sido una más de la lista. En fin, cosas que pasan.

Para eso era mejor hacer oídos sordos y quedarse sola, porque para tener mierdas andantes a mi alrededor, prefiero ducharme y echarme colonia.

Mi único consuelo y liberación era la música y ver doramas coreanos. ¿Por qué doramas en específico? Sencillo. Porque no sabía como lo hacían, pero cuando hacían series románticas que era mi género favorito, le daban una esencia especial. Nunca entendí por qué. En España si un actor o actriz se pusiera a interpretar un solo personaje de todos los que pueden haber en las comedias románticas, darían cringe.

Y esa es otra, los dramas románticos aquí siempre se enfocaban en los amores tóxicos, los malotes, los polos opuestos, cuando eso no haría más que traerte problemas. Es cierto que hay gente que aunque le guste, no lo quisiera en la vida real, pero tampoco debería ser así. Una relación así no te aportaría para nada, todos deberíamos tener una persona parecida a nosotros a nuestro lado pero que a la vez, nos aporte cosas diferentes de lo que nosotros podemos entregar. A lo que voy es que al menos os podéis dirigir por el mismo camino en esta vida.

A parte también ese tipo de historias suele conllevar más al contacto físico y sexo que a una profundización sentimental en la relación, no desarrollan bien esa parte, y esto, por ejemplo, si lo hacen en las series coreanas. Aunque pueden crear momentos de tensión sexual pero desarrollan muy bien la relación de los protagonistas y puedes entender por qué se enamoran, y lo transmiten de una manera tan mágica, dramática y romántica, que para aquellos detalles eran los reyes, pues nadie conseguía lograr lo que ellos hacían.

Soy fría pero porque el mundo me obligó a serlo,  por dentro sigo siendo una niña dulce e inocente, con muchos sueños, ganas de enamorarse y de que la cuiden. Pero esa niña en este mundo, era peligrosa, porque si salía muy a menudo, podrían hacerle mucho daño.

Son muchos golpes ya, me había endurecido como un cristal de un acuario lleno de tiburones, que aguantaba la presión del agua y los golpes de éstos. Quizá por eso mi padre me puso de nombre Kryselda, yo lo abreviaba a Krysl ya que Kryselda sonaba a nombre de villana de Disney y me daba repelús, pero sí, ese era mi nombre. Siempre pensé que era muy frágil, alguien que se podía romper fácilmente, pero aprendí a endurecerme conforme me fueron provocando grietas.

Hablando de cristales, golpearon la ventana de al lado con fuerza. Me asomé para averiguar quien fue el causante y cuando salí del local, vi de repente como una oleada de chicas con muchos carteles y banderas de un tipo que no pude apreciar bien, iban corriendo para el otro lado de la calle, que cojones.

-Ayuda, estoy aquí abajo.-Escuché una voz suplicante y me giré hacia abajo.

-Ah, hola Diego,-Lo ignoré queriendo volver a entrar dentro.

Hablando de tíos guapetes pero con cerebro de mosquito...

-Oye podrías ayudarme al menos eh, que esas atolondradas me han pisado toda la espalda y me la han reventado, están locas.

-Que pena entonces, vete de baja-Dije con una pequeña sonrisa.

¡Sí! ¡Así es! ¡Vete!

-Eso quisieras tú.

-No te lo niego.

-Pues antes no pensabas lo mismo, te pareció bien hasta que la metiera por el cu...

Ni lo estaba escuchando, ya sabía que iba a decir cualquier gilipollez tan grande como una casa, pero yo ya estaba prestando atención a otra cosa. 

-Lo que tú digas Diego, lo que tú digas.... te dejo hablando solo.

¿Qué estaban haciendo esas chicas en la esquina? 

Algo me olío a chamusquina, este barrio de Málaga desgraciadamente no tenía buena reputación, siempre pasaban cosas malas; habían muchos robos, asesinatos desconocidos y gente drogada e indeseable por la calle. Siempre en mi mochila tenía artefactos para defensa personal, ya que a las tantas de la noche que es cuando terminaba de trabajar era cuando más peligrosa era la situación. Pero ahora eran las cinco de la tarde y esas chicas parecían fanáticas de alguien en concreto. No sé, quizá me estaba montando películas, pero sabía que mi sexto sentido nunca se equivocaba.

Mmm...

-Diego, cúbreme, voy a ir a ver que pasa.

-¿Cómo que te cubra? ¿¡A dónde vas!?

Me fui corriendo sin contestarle.

Mientras me acercaba a la zona, aquellas chicas se metieron en el callejón de al lado, pensé que habían entrado más hacia allí porque me habían visto pero cuando me adentré en el callejón, habían desaparecido. 

-¿Qué mierda?-Cómo no vi a nadie durante un rato, me giré dispuesta a irme pero cuando di el primer paso, sonó un leve ruído. 

Como si hubiese pisado un charco de agua.

Entonces miré hacia abajo.

Abrí los ojos en shock.

-¿Sangre?

Antes de poder reaccionar a lo que vieron mis ojos, sentí un fuerte dolor en la cabeza, mis piernas se volvieron gelatina, mi conciencia se fue perdiendo poco a poco, lo último que pudieron apreciar mis ojos eran unos zapatos... unos zapatos con la cara de...

Espera ¿¡Qué?!

Las Barreras Del Amor (EN CURSO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora