Cuando todo empezó

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Hola, me llamo Arturo, y vivo en las afueras de Santamaría de la alameda. Aquí todo es muy aburrido para mi, ya que solo conozco a un chico llamado Alberto, que tiene unos pocos años más que yo y le conozco desde hace una semana, ni siquiera he ido a su casa ni él a la mía. Ayer me invitó para ir a su casa hoy a las 17:00. Son las 16:30 y estoy de camino hacia la casa de Alberto que está al otro lado de la montaña... Acabo de llegar y son las 17:03 y aquí no parece haber nadie.

– ¿¡hola!? ¿¡hay alguien...?!

– Voy ha entrar haber si les a pasado algo (ha Alberto y a su familia) – pensé – esto no es normal.

Al entrar vi una nota en el suelo la cogí y la leí esto es lo que ponía:
__________________________
|Hola,                                 |
|                                           |
|Discúlpeme que no esté| |en casa, pero, es que he| |tenido que llevar a mi   | |madre al hospital.          | |                                           |
| Volveré cuando mi       | |madre se recupere.       |
|                                           |
| Saludos,                           |
|                                           |
|Alverto.                            | |________________________|

– Uuummmmm, esto es muy raro, la madre de Alberto siempre se ha encontrado siempre muy bien de salud,además, ¿¿¡¡cómo va a poner Alberto su nombre con v!!?? – dije para mí – esto no lo ha escrito el Alberto que yo conozco. Voy a coger la nota por si acaso...

Entré a una habitación que tenía una cama de matrimonio, una mesa con un ordenador, dos mesillas y una estantería de dos estantes llenos de libros en Español y en Inglés. Vi algo extraño debajo de la mesa que se movía, me acerqué, y le quité una tela que lo cubría, era un gato bebé, al que en cuanto le quité la tela se puso a maullar y a lamerme la cara.

– Vale, vale tranquilo – le dije – ven métete en ese transportín que voy a buscar a tu dueño.

El gato me obedeció al instante y cuando entró cogió un trozo de tela y me lo entregó, era del vestido preferido de la madre de Alberto, me lo guardé y acaricié al animal que estaba aún un poco asustado de algo que yo desconocía.

Salí de la habitación y abrí la siguiente puerta, era la habitación de Alberto, y estaba todo muy

ordenado pero había restos de sangre en el suelo y una pistola con un nombre grabado: wild guerra, la cogí y me fui de allí.

Al entrar en la siguiente habitación vi que era una cocina muy moderna pero al entrar vi algo extraño en el horno lo abrí y vi una pierna ensangrentada di un grito y salí corriendo.

– Esta es la última habitación, tengo un poco de miedo, – pensé – a saber que hay dentro.

En cuanto abrí la puerta, supe lo que era, era el baño, y allí no había nada fuera de lo normal, excepto el espejo que estaba roto, y un gran hueco oscuro y negro en el centro. El gato se acercó al hueco y maulló, de repente del hueco salió una gata bebé, la metí con el gatito, y los dos se abrazaron; poco después la gata me dio un lametón. Sin pensármelo dos veces me metí en aquel hueco.

Nada más entrar, vi a lo lejos una luz y fui hacia allí, todo estaba muy oscuro, por lo tanto tenía que avanzar despacio. Cuando llevaba al rededor de la mitad del camino, me di la vuelta, y vi que el hueco por el que había entrado ya no estaba.

– Espero que eso sea una salida – dije en voz baja – si no estaré aquí el resto de mi vida.

En el lado oculto del mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora