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Miyata se encontraba de pie en el ring junto a su oponente Ryo Mashiba; la campana había sonado hace unos instantes. El pelinegro más bajo no estaba dispuesto a perder ante aquel tipo, por lo que ya era hora de ponerle fin a esta pelea.

Mashiba comenzó a desatar su famosa ráfaga de Flicker jabs. Ichiro esquivaba sus movimientos lo mejor que podía hasta que pudiera encontrar la oportunidad de conectar un golpe definitivo.

La pelea iba demasiado reñida para el gusto de los aficionados, quienes no sabían por quien apostar para la victoria. Repentinamente y para sorpresa de estos, Miyata logró conectar un golpe en el costado izquierdo de Mashiba.

Ichiro sabía que este golpe no había bastado para hacerle flaquear, por lo que rápidamente tomó impulso con su cuerpo con la intención de esta vez, golpear la mandíbula del más alto. Miyata se sentía confiado, la victoria pronto iba a ser suya.

Cuando estuvo a punto de asestarle el golpe su vista se dirigió al rostro de Mashiba, el cual estaba adornado con una expresión de evidente y absoluta burla. Su sonrisa burlesca estaba ensanchada, como si no le importase lo que estaba a punto de sucederle.

Miyata frunció el ceño pero rápidamente su semblante cambió a uno de dolor al sentir un fuerte escozor en su pie, del cual se extendían intensos calambres por toda su pierna. Esto lo hizo flaquear y que su puño no lograra conectar con su rival, echando a perder su oportunidad.

Cuando sus ojos se dirigieron a su pie lastimado se percató que el pelinegro más alto tenía su pie encima del suyo, poniendo todo su peso y aplastándolo con inminente fuerza, como si quisiera que sus huesos se hicieran añicos.

Ichiro solo pudo emitir un jadeo lastimero que quedó opacado por el ruido de la multitud, pero que desafortunadamente había sido escuchado por el pelinegro mayor, cuyo semblante adquirió una tonalidad más oscura, denotando su sadismo ante la situación; su lúgubre sonrisa se había ensanchado aún más, disfrutando de humillar al joven prodigio frente a él.

El pelinegro de menor estatura sintió como si una gran sombra se irguiera sobre él, impiendole observar la luz que cernía sobre el ring. Lo único que lograba ver eran los ojos despiadados y la sonrisa psicopata de Mashiba. Miyata sintió sus manos y sus piernas temblar de forma involuntaria. ¿Acaso este sentimiento tan agobiante era... miedo?

Mashiba empezó a reírse del palpable terror que se podía ver a través de los ojos de Miyata. Este ultimo solo se limitó a observar presa del pánico como la sombra de un puño se acercaba hacia él.

Su alma quiso abandonar su cuerpo cuando sintió como el primer golpe era asestado debajo de sus costillas.

El dolor, el cual pensó que se había acostumbrado por sus numerosas peleas, invadió todo su sistema provocando que su cabeza diera vueltas y sus dientes se apretaran con fuerza por el insoportable escozor que se extendía por toda la zona.

Mashiba no le permitió contrarrestar y rápidamente una lluvia de puñetazos caían sobre el cuerpo y rostro de Miyata. Este último solo podía sentir como le faltaba el aire cada vez más; solo podía escuchar la psicótica risa de su rival la cual sonaba cada vez más grave y siniestra.

Miyata quiso gritar, levantar sus puños, esquivar... pero su cuerpo no respondía, permaneciendo estático en su lugar, como si se hubiera limitado a esperar su inminente muerte.

Miyata fue arrrojado al suelo del ring y Mashiba se irguió sobre él; sin abandonar su maquiavélica sonrisa, el mayor de los dos tomó impulso con intenciones de dirigir su puño enguantado hacia el magullado y sangrante rostro de Ichiro.

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⏰ Última actualización: Aug 20 ⏰

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Malai - Ichiro MiyataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora