𝟭𝟮

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George salió corriendo directo a casa, con un único pensamiento presente en su mente; ¿𝘲𝘶𝘦́ 𝘥𝘪𝘢𝘣𝘭𝘰𝘴 𝘩𝘢𝘣𝘪́𝘢 𝘱𝘢𝘴𝘢𝘥𝘰?

Entró a casa y cerró la puerta de un portazo, para luego apoyarse en la madera y llevar su mano temblorosa a sus labios.

Todavía tenía esa sensación rara de que alguien lo había besado en sus labios.

Sentía su sangre correr hacia sus mejillas. Aunque todavía seguía procesando lo que pasó, no podía negar que le gusto eso.

La presión de unos labios ajenos sobre los suyos, de forma delicada y suave.

El sabor a durazno sobre los suyos. La suavidad entre ambas bocas, el agarre en su cintura, como si de alguna manera, aquellas manos estaban destinadas a estar ahí.

Su Omega ronroneaba feliz, estaba más que contento con aquel beso.

Lo cual 𝘯𝘰 𝘭𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢.

No podía gustarle la persona que más detestaba en ese planeta, pero su Omega interno estaba contento.

Quizás su interior había confundido las cosas desde aquel día en la fiesta, y había reconocido al contrario como su pareja.

Era algo posible, pues George, a su edad, nunca había dado un solo beso.

Nunca.

Jamás.

Así que lo más probable es que debía corregir a su interior, hacerle saber que estaba equivocado.

ʿ 🐇 ꜝꜞ

Dream se quedo quieto después del beso, observando como George desaparecía poco a poco, dejando el suave aroma que le pertenecía al castaño.

Agarro sus cosas y se marchó, dispuesto a irse a casa.

Tan pronto llegó a su casa, tiro su mochila en el sofá, por suerte sus padres no estaban en ese momento, así que tenía tiempo para reflexionar lo que había hecho.

Se supone que lo que había pasado aquel día en la fiesta, había sido un simple error. Eso fue. Un simple error, entonces, ¿por qué lo hizo de nuevo?

No podía gustarle la sensación de los labios de George. En primer lugar, él era 'hetero', y segundo lugar, aunque fuera Gay, no podía gustarle George.

No podía.

Nunca se llevaron, y siempre tuvieron una rivalidad, no podía empezar a gustarle de la noche a la mañana, era técnicamente imposible para él.

O quizás George llevaba gustando del chico de cabellos castaños desde hace un buen tiempo, y siempre reprimió sus sentimientos.

Quizás.

Solo quizás.

Entró a su habitación y se tiró a su cama, con su mente revuelta y totalmente confundida por lo sucedido. Para su suerte, su interior no daba indicios de estar despierto, lo cual agradecía en ese momento.

Decidió hecharse una siesta, eso despejaría los pensamientos de su mente, y lo ayudaría a sentirse más relajado.

Se levantó de la cama y se cambió la ropa, buscando algo más cómodo.

❛❛ ¡𝗪𝗵𝗮𝘁 𝗖𝗵𝗮𝗻𝗴𝗲𝗱; ❜❜ DnfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora