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Esa mañana Caroline se despertó con un horrible dolor. Esa unas de las razones por la que odiaba tener el periodo. Los cólicos eran horribles, la hacían querer tirarse de un puente, se ponía de malhumor.

Aveces envidiaba a su hermana, Bella le daba sin dolor. La misma ya había ido en la mañana para despertarla e ir a la escuela, pero la encontró quejándose de dolor. La castaña no tardó en bajar a la cocina y hacerle un té.

— Si quieres me quedo contigo. — murmuró Bella por décima vez mirándola.

— Si vuelves a repetir lo mismo juro que te pateare. — respondió la rubia.

— Bien, bien. Me iré, pero te pondré un mensaje para saber cómo sigues. — dijo dándole un beso en la mejilla y saliendo de la habitación.

Caroline suspiro profundamente, mientras tomaba la taza y le daba un sorbo al contenido dentro de esta. Amaba a su melliza, Bella apesar de no ser una chica muy expresiva, con ella era todo lo contrario.

Aveces piensa que ella maduro antes de tiempo, pues aunque solo se llevaran doce minutos, Bella siempre parecía como si no tuviese la edad de Caroline.

Culpaba a su madre por ello, René parecía la hija y no la madre. Siempre le dejo toda la responsabilidad a ambos, pero Bella es que siempre hacia todo.

Agradecía que ahora estén con su padre, odiaba ver a su hermana comportarse como una adulta cuando no debería. Bella nunca fue de fiesta, siempre estaba en su habitación leyendo un libro, ella no, ella salía algunas fiestas.

La rubia iba a pijamadas de las compañeras de su escuela, pero siempre que invitaba a su hermana, Bella se negaba rotundamente, prefería quedarse haciendo los deberes que salir y divertirse.

Nunca la vio con algún amigo, Caroline tenía amigos, pero  su mejor amiga siempre sería Bella.

La joven salto en su lugar cuando escucho la ventana de su habitación abrirse. Su mirada se encontró con Jasper, quién la miraba con una dulce sonrisa. Caroline sonrió, un sonrojo cubrió sus mejillas al recordar cómo se recostó en el pecho del rubio anoche.

— Hola, pequeña. — murmuró el rubio besando su mejilla con suavidad.

— Hola, Jazz. — el rubio sonrió por el apodo de la ojis-azul.

— ¿Como te sientes? — cuestionó llevando su fría mano hasta su mejilla. Caroline cerró los ojos por la suavidad y la frialdad de está.

— Mejor, Bells me hizo un té. — respondió abriendo sus ojos y mirando aquellos ojos dorados. — ¿Porqué no fuiste a la escuela? — inquirió.

— Quería quedarme, sabíamos que tú no irías. — respondió sin apartar su mirada de sus ojos. — Emmett quería quedarse, pero sería extraño que él tampoco fuera. — informo.

SHARED COMPANION; J, H. E, C. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora