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HACE UN PAR DE SEMANAS, MI MANAGER, Lucía, me informó sobre una cena que el FC Barcelona iba a realizar y en la cual había sido invitada a ser el show principal. La noticia me llenó de emoción; después de todo, el Barça era mi club favorito desde que era pequeña, y tener la oportunidad de actuar en un evento así era un honor que jamás habría imaginado.
Desde finales del año pasado, mi carrera había despegado, y este evento era una prueba más del éxito que estaba alcanzando. Actuar frente a los jugadores y directivos del club de mi infancia era un sueño hecho realidad.
Ahora me encontraba en mi habitación junto a Raquel, mi estilista y amiga de años, quien sostenía un elegante vestido plateado entre sus manos.
—Clara, tía, este vestido es perfecto para la ocasión. Además, te hace resaltar las caderas. Vas a quedar monísima, te lo aseguro —dijo Raquel con una clara emoción en su voz.
Raquel siempre había tenido un don para elegir mis looks, y nunca me había defraudado.
—Confío en ti, siempre me haces ver preciosa —le respondí con una sonrisa segura.
—Bueno, anda, que tenemos menos de cuatro horas y aún falta el peinado y maquillaje. Sabes que te demoras un montón en el baño, así que date prisa.
—Que sí, que sí —dije, riendo al ver su expresión de falsa tragedia.
Entré a la ducha y disfruté de uno de los baños más largos que había tenido en mucho tiempo. Los nervios me estaban matando, a pesar de que había estado en innumerables escenarios, este evento era especialmente importante para mí. Al salir, Raquel me ayudó a ponerme el vestido. Era algo pesado por la cantidad de piedras que llevaba, pero encajaba perfectamente. Luego, me senté en el tocador para que comenzara a arreglarme el cabello y maquillarme.
Mi equipo y yo llegamos una hora antes de que comenzara la velada para realizar las pruebas de sonido y ensayar. El lugar era precioso, decorado con flores y cortinas blancas, como si se tratara de un baile de cuento de hadas. Según me habían dicho, la cena era benéfica, por lo que no solo estarían los jugadores, sino también otras celebridades. La idea de estar rodeada de tantas personas importantes me ponía nerviosa —irónico, ¿verdad?—
Las luces se apagaron y el evento dio inicio. Primero, algunos de los organizadores salieron a dar un breve discurso sobre las organizaciones a las que iban a apoyar, entre otros temas.
Finalmente, llegó mi momento. Como siempre, al subir al escenario, los nervios se desvanecieron. Esto es lo que amo. Empecé con mi show, y los invitados se fueron acercando poco a poco, aplaudiendo y grabando con sus móviles. Todo transcurría como en un sueño hasta que lo vi. Estaba vestido con un traje negro y una pajarita que adornaba su camisa. Cruzamos miradas, y una sonrisa escapó de mis labios. Fue un instante fugaz, pero cargado de significado. Sentí una repentina curiosidad por saber más de él. Antes de darme cuenta, había terminado mi show y la sala estalló en aplausos. Miré hacia donde estaba, pero ya no lo vi.
