Historia: Octavio Mondragon
Redacción: Sara KhelosRelato corto
Corría a través de un bosque oscuro, mis pies tropezando con raíces y piedras. La respiración agitada, el corazón martillando en mi pecho. Detrás de mí, una figura mecánica, un robot con piezas oxidadas y una forma inquietante, me perseguía incansablemente. No sabía por qué, pero estaba seguro de que mi vida estaba en peligro.
Mis piernas ardían, pero no podía detenerme. El robot se acercaba, sus engranajes chirriando, sus ojos fríos y sin piedad. Tropecé, caí al suelo, y antes de que pudiera levantarme, la cosa me atrapó. No era para secuestrarme ni para interrogarme. Era algo mucho peor.
En un sueño, normalmente soy consciente de que todo es irreal, pero esta vez era diferente. Sentí cada detalle, cada dolor. El robot comenzó a desmontarme. Pieza por pieza, desgarró mi carne y huesos. Mis órganos quedaron expuestos, y el dolor era insoportable. ¿Por qué un robot necesitaría comerme? No tenía sentido.
Mis intestinos pasaron por sus engranajes, dañando su sistema, pero no se detuvo. Siguió devorándome, músculo tras músculo, órgano tras órgano. Yo solo podía presenciarlo, impotente. No podía gritar, solo existir durante ese breve lapso de tiempo.
Y entonces, finalmente, todo se volvió negro, mi conciencia se desvaneció. ¿Era esto el fin? Pero en lugar de despertar, simplemente dejé de ser. El sueño me había consumido por completo.
Al despertar, me encontré en una habitación blanca y estéril. El robot estaba allí, pero esta vez no me perseguía. Me miró con ojos tristes y dijo:
“Lo siento. No teníamos otra opción. Tu mente estaba infectada. Ahora eres parte de nosotros”.
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Devorado por un sueño: Cuándo la realidad se mezcla
Short StoryPerseguido en la oscuridad de la noche, acompañado solo por mis instintos de supervivencia, tengo el presentimiento de que me abandonarán pronto. ¿Será esta mi última vez sintiendo...?