dieciocho

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 Boston, Massachusetts 📍

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 Boston, Massachusetts 📍

Hace dos años




—Esos mareos no son nada normales.

Gus me observa con desaprobación, de brazos cruzados mientras yo intento componer me en la cama. No es solamente mareo, también me duele la cabeza aunque eso no lo haya mencionado.

—Cuando te pasa seguido te acostumbras y lo normalizas. —Me defiendo.

—Sigue sin significar que sea normal.

Hace unos meses empecé a tener mareos repentinos que aparecen ocasionalmente, en un primer momento me imaginé que sería por algo relacionado al cambio de dieta y hasta ahora, lo sigo pensando. No he hecho esfuerzos en ir al médico porque no me gusta, casi nunca dicen algo bueno.

—Dame un momento, ya sé cómo funciona.

—Clary, por favor. —Gus puso sus ojos en blanco. — No quiero que te pongas en riesgo ¿De acuerdo? Tienes que agregar más proteína a tus comidas, nada en extremo es bueno.

—Si, gracias por recordarlo.

No quería tener una discusión sobre este asunto que no solamente preocupaba a Gus, mí familia también se preocupaba a pesar de la distancia, incluso Kate estaba preocupada. Pero bueno, estaba segura de que eran riesgos que debía correr. Me mordí el labio cuando me levanté de golpe y agradecí no estar mareada, le hice una seña a Gus de que estaba todo en orden.

Tenía en el celular un montón de mensajes sin responder, pero solamente uno de ellos logró llamar completamente mí atención. Supongo, que no soy buena disimulando porque enseguida Gus se sentó a mí lado.

—No puedo creer que estés coqueteando con un futbolista.

—Y yo no puedo creer que hayas usado la palabra coquetear —dije, riéndome.

Por cosas de la vida (del trabajo, más bien) había conocido a un jugador inglés, y en realidad no teníamos una relación oficial. Solamente nos veríamos, teníamos sexo, la pasábamos bien, pero sin compromiso. Además, Sean tendría que volver a Londres pronto, solamente estaba en Boston de pasada por compromisos laborales con algunas marcas deportivas. Igualmente, sentía que ya no iba a querer conocer a nadie más luego de Sean, porque era un auténtico London boy y ¡Dios mío! Él sabía perfectamente que quería, cuando lo quería y como lo quería.

—No me cae tan mal Sean —Dijo Gus, mientras leía el mensaje que me había mandado. —Dile que si querés verlo.

Lo mire ofendida, alejando el teléfono de sus ojos juzgones.

—¡No invadas mí privacidad, August!

No conforme con mí respuesta, hace una mueca. El estar expuesta a los medios, hace que todo el tiempo estén inventando rumores sobre mí vida, Gus también fue una víctima más porque afirmaban que estábamos en una relación, y hasta me habían inventado un embarazo. A decir verdad, todo ese mundo era el que me agobiaba y generaba ansiedad, ellos creen conocerme más que yo misma e incluso me lo he cuestionado. ¡Patético! Estaba volviéndome loca poco a poco, por eso decidí dejar mí cuenta principal de instagram en manos de un community manager y yo, tenía una cuenta personal privada con pocos seguidores (solo gente que me conocía en persona)

Love, The Fake Love. ②Donde viven las historias. Descúbrelo ahora