Karina
La escuela me gusta, talvez parezca extraño, pero nada en la escuela me molesta. Soy buena en las clases y cada palabra que sale de la boca de los profesores lo entiendo completamente.
La campana suena anunciando el final de la clase de matemáticas. Camino por los pasillos y varias personas se detiene a saludarme, es la única Preparatoria aquí, así que todos me conocen.
La cafetería es algo pequeña, no alcanza para todos, así que muchos prefieren irse a comer a sus casas y volver antes de continuar las clases. El director y los Profesores confían en los alumnos volverán, y por lo menos en las clases en las que estoy nunca ha faltado un alumno.
Yo también voy a casa, pero hoy mamá tiene su club de lectura y no quiero molestar. Además, la comida de la cafetería es buena.
Decido comer una simple hamburguesa con queso y un jugo de manzana. Más personas me saludan mientras avanzo a mi mesa, a lo lejos puedo ver Mika, escribiendo algo con entusiasmo.
-Hola-dice al verme.
-Hola-respondo- ¿Terminaste de revisar?
-Si, los niños son cada vez más creativos, y adorables.
Mika y yo somos Maestras voluntarias, por las tardes ayudamos al padre de nuestra iglesia. Enseñamos a los niños lo básico con respecto a nuestra religión.
Comemos juntas siempre que podemos, no somos las mejores amigas, pero disfruto de su compañía.
La campana suena, me despido de Mika. Las clases pasan rápido y cuando terminan voy directo a casa a comer con mi familia. Papá es muy estricto respecto a la puntualidad, así que tengo que estar ahí antes de que él llegue.
Al llegar a casa el olor a comida casera me recibe, saludo a mi madre y la ayudo a servir la comida, mis hermanos llegan a los pocos segundos y nos ayudan a poner la mesa.
Papá llega justo en el momento en que terminamos de servir la comida. Nos saluda a todos con un beso en la frente.
-Ve a lavarte las manos-pidió mamá mientras tomaba su bolso del trabajo. Papá le dio un beso a mamá y ambos desaparecieron de la cocina. Regresaron a los pocos segundos en cuanto ambos se sentaron nos tomamos de las manos y agradecimos por los alimentos y por las cosas buenas de nuestras vidas, para después comenzar a comer.
-Niños ¿Cómo les fue en la escuela? -pregunto a los gemelos.
-Bien-repitieron al unisonó.
Antonio y Diego, mis hermanos menores de 8 años, empezaron a relatar las maravillas que pasan por sus mentes.
- ¿Karina?
-Bien, padre. Hoy me tocara dar los sermones en la iglesia.
-Me alegra que seas tan devota hacia Nuestro Señor. Según se, la semana de exámenes empieza la siguiente semana. Espero que sus calificaciones sean tan buenas como las de los años anteriores-dijo refiriéndose a los tres.
-Cariño, no te preocupes. Nuestros hijos son muy inteligentes, pero por si acaso, los ayudare a repasar todos los temas que vendrán en sus exámenes.
Mamá es increíblemente inteligente y siempre sabe trucos para ayudarnos a mejorar en algún tema que se nos dificulte.
-Lo se querida, confió en ti y en nuestros hijos.
Al terminar de comer, mi padre llevo a mis hermanos al jardín ya que le estaba enseñando a los niños a construir juntos un cobertizo mientras mamá y yo arreglábamos la cocina.
- ¿Has preparado la lección de hoy?
-Si-respondí
-Recuerda que debes hablar con claridad y no ponerte nerviosa

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INOCENTE
General FictionKarina decidió seguir ciegamente el camino de Su Señor hasta que la única persona que ella podría considerar una amiga se suicido o eso fue lo que ella pensó hasta que una serie de asesinatos comenzaron a suceder. "Han venido a liberar al Nuestro pu...