Flores.

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A veces los humanos no tienen idea de cómo demostrar su amor. Las razones son múltiples, desde la cosa más simple como la extraña vergüenza, hasta algo tan complejo como la crueldad de las palabras.

Es por esto, que siempre se tiende por regalar pequeños artefactos a la persona que amas. En ocasiones, un objeto, por más simple que sea puede ser tan complejo y complicado de entender, quizás por el valor que se le da, quizás por la cantidad de memorias y recuerdos que lleva consigo, entre otros múltiples factores...

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Historia

El pelinaranja, quien estaba llegando tarde a su trabajo decidió ir corriendo hasta el, su sueldo corría el riesgo de ser descontado, y el no quería perder algo tan importante como su pago.
Es por este factor que el hombre decidió tomar un pequeño atajo, esto con el fin de llegar lo antes posible.

El atajo era un poco solitario, la vegetación y la fauna era lo que más predominaba en ese lugar, no era la primera vez que pasaba por ahí, de hecho, ya lo había hecho en ocasiones variadas. Sin embargo algo lo hizo detenerse, esto consistía en una serie de pequeñas flores, al notarles, el hombre no pudo evitar pensar en la persona la cual ama, así que decidió tomar algunas.

Él se tomó el tiempo de escoger las que en su parecer, eran las más lindas, como si el tiempo simplemente se detuviera para darle ese momento. Buster, con las flores en las manos, decidió entregarlas a Fang, esto como un pequeño y simple gesto de amor.

El hombre, con las flores en mano, decidió correr para llegar a tiempo. Era probable que lo regañaran por llegar tarde, sin embargo, tenía la sensación de que la felicidad de Fang iba a valer la pena.

Al entrar al cine, Buster fue directamente con Fang, quién se encontraba limpiando el mostrador. Fang, volteo para darse cuenta de la presencia del hombre, por lo que sonrió levemente.

Buster, le entrego las flores, haciendo que Fang simplemente sonriera.

— Oh, esto es tonto. — Aseguro el peliazul con las flores en mano, para después dejar salir una pequeña risita.

— Gracias...—  dijo mientras admiraba las flores.

Buster, quién no dijo ni una sola palabra solo lo abrazo, tal vez porque no sabía que palabras elegir, o tal vez por otra razón.

Las flores,  por obvias razones, con el tiempo se marchitaron. Los regalos, como las flores, no son eternos. Sin embargo entre sus pétalos marchitos quedaron recuerdos.

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⏰ Última actualización: Jun 16 ⏰

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One Shots De Buster Y Fang.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora