La luz de la mañana cae sobre el rostro de un joven palido de pelo negro, su ropa era unos mocasines, un pantalón de tela negro y una sudadera del mismo color en su cara tenía dos endiduras parecidas a ojeras.
Su cara se arrugó en una mueca ante la luz del sol y abrió sus ojos negros y miró a su alrededor sin saber que otro par de ojos pero esta vez rojos debajo de los negros estaba ligeramente abierto.
Se puso de pie y dio unos pasos de lado a lado.
"¿Que Estoy haciendo aquí?", ¿Donde están los demás?" Se preguntó para luego recordar que Yuji Itadori y el estaban el los juegos del sacrificio.
Se alertó, la energía maldita fluía de manera abundante en los alrededores, casi como si hubiese muchos hechizeros reunidos.
No tenía sentido, sabía que no había nadie allí además de él, pero no le quitaba lo inquietante.
Algo se le pasaba, sabia que estaba buscando algo en específico pero no sabía el que, era algo ¿Familiar...?
¡Su hermana! Se había olvidado de que le pasó, no tenía sentido, el estaba apunto de encontrar a su hermano y luego, nada, como si algo bloqueara lo que le pasó.
Lo importante en este momento no era preocuparse por ella, si el recuerdo no le falla seguro que su hermana estará segura con Itadori.
No había forma de saber que lugar es este solo con la vista, sin más remedio el tendría que investigar los alrededores.
Miró a su alrededor para ver doce pedestales con piezas de ajedrez pareciendo una especie de ritual.
Si es lo que cree que es, este lugar está super maldito.
Su unica opción y mejor opción es un bosque lleno hasta la raíz de energia maldita de que sabe quien cometió atrocidades.
Solo había un lugar en todo Tokio que se sentía igual que el bosque.
No fue bonito ver tantos suicidos en un solo lugar.
Sin duda ni miedo se adentró en el bosque, no entendía que pasaba pero sabía que no era bueno.
Tras una 2 minuto de caminata en línea recta y dejando señales para volver a encontrar el bosque se encontró una extraña escena.
Una manada de lo que parecían lobos negro azabache, con mascaras similares a calaveras y huesos saliendo como protuberancias macabras estaban mirándolo fijamente con intenciones asesinas.
El aura que exudaban solo recordaba a las maldiciones de tercer grado.
Rápidamente se puso en cunclillas e hizo una seña con la mano, lo que intento con eso era invocar su lobo de jade.
Se sorprendió al ver que no era uno, si no que volvieron los dos perros kuro y shiro.
Los lobos al ver a los dos perros se calmaron casi era extraño ver un ser tan corrupto comportarse.
Se acercaron a los lobos de jade y los olfatearon, los lobos de jade respondieron de igual modo.
Luego saltaron atrás y mostraron los dientes ante el ser similar pero alienigena para ellos.
Megumi se tenso, no había duda de que estos lobos serían capaz de partir a la mitad a muchos hechizeros, en especial los que no tienen una técnica.
Los colmillos de Kuro y Shiro fueron lo suficientemente fuertes como para atravesar lo que parecía hueso de los monstruos y matarlos en el acto.
No tenían oportunidad contra la energía maldita, esa batalla terminó con la muerte de todas las bestias.
Su cuerpo al igual que el de las maldiciones se desintegró al morir.
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Diez sombras remanentes de un Hechizeros.
RandomDespierto en medio de unas ruinas, no sabe lo que paso, no entiendo como llego allí, y no está seguro del porque la energía maldita es tan densa. aun así, el sabe algo, no está solo, y pronto tendrá que luchar para vivir y recordar como llegó a ese...