Diez sombras remanentes de un Hechizeros.

4. Llamen a Dios

La confusión invadió los pensamientos de nuestro E.C.S (Emo Casi Suicida) favorito mientras se movía a su área de trabajo tras su reunión con su jefe.

El objeto de su confusión fue el porque fue tan sincero con ese hombre, ni siquiera con sus amigos se había expresado tanto y ahora míralo, asinserandose con un hombre que prácticamente lo tiene atado de manos.

Ese hombre para Megumi era diferente a otras personas que el conocía, le recuerda a la descripción que Itadori le dio sobre el señor Tengen.

Algo completamente inhumano, con un alma completamente inhumana, pero que vela siempre por la humanidad.

La conexión y la forma en que ve a las personas que lo rodean es clara prueba de lo que se preocupa por lo que lo rodea y aun así, se le ve distante ante la gente.

Alguien que a simple vista parece arrogante pero que posee una gran carga en sus hombros y nadie que sea capaz de ayudarlo.

Una persona cuanto menos interesante de ver y de oír hablar, aunque parece ser que es bueno guardando sus secretos para sí mismo.

Un enigma en si, igual que el propio Megumi para las personas que lo rodean, sabiendo poco de él además de su trabajo.

Aquella reflexión que Megumi llevaba consigo se detuvo cerca de la biblioteca para presenciar una escena que lleva sin ver desde el dia que inició su trabajo.

Un imbéciles de pelo naranja qué se cree mejor que los demás agrediendo a otro estudiante que no quiere problemas.

Irónicamente ese chico le recordaba a las anécdotas de Maki acerca de un ser particularmente odioso que traspaso la muerte para seguir jodiendo como una maldición de grado especial.

Así como a sus días de preparatoria donde golpeaba gente como el a diario hasta el punto de que llego a enojar a su hermana.

Uno sonrisa escapo ante el recuerdo de que Kaleidoscope le aseguro que su hermana estaba a salvo en otro mundo al igual que el ahora mismo.

Aclaro su cabeza un momento y llamo a Kuroshiro el Lobo de Jade Máximo con un sello de manos asemejandose a la cabeza de un lobo.

El lobo se movió rápida y discretamente atrás del pelinaranja qué se estaba riendo fuertemente por un rubio tirado en el piso qué parecía haber colapsado por el peso de una gran mochila llena de libros.

El Lobo agarro de la parte de la banda de la camisa del pelinaranja causando que soltara un grito ahogado y alertara a sus compañeros, estos a su vez escaparon dejando atrás a su líder.

-p-porfavor yo no hice nada, el los tomó- suplico con las manos entrelazadas esperando dar la suficiente lastima para no terminar boca abajo por media hora otra vez.

-buen intento, considerando como se burlaban del chico, ustedes seguramente lo obligaron- dijo mientras sacaba un bloqueo de notas de su sombra junto con un lápiz.

Ante la mirada asustada del matón el solo escribió algo y se lo dio al lobo -¿que es eso?- preguntó ganando tiempo para que no lo voltee boca abajo el feroz lobo.

-una nota- dijo mientras señalaba un lugar -ve y lleváselo a una autoridad pertinente- y así el lobo lo soltó.

El chico se puso feliz pensando que no dejarían ir, pero para su horror fue agarrado del pie casi tan rápido como intento escapar.

Boca abajo el matón se asusto de repetir lo mismo que en su primer día, pero para su desgracia y el retorcido placer del hechizero de las Diez sombras fue arrastrado por los pasillos por el gran lobo bicolor.