En los vastos confines del sistema solar, donde el tiempo es una medida que apenas se percibe, Saturno y Urano tejían una amistad que irradiaba desde sus núcleos hasta los confines de sus atmósferas. Desde los albores del universo, cuando las galaxias apenas se esbozaban en el lienzo negro del espacio, sus órbitas se encontraban y se entrelazaban en danzas cósmicas llenas de gracia y armonía.
Urano, con su espíritu curioso y su personalidad vibrante, había quedado fascinado desde el primer momento por la majestuosidad de Saturno. Observaba con admiración los anillos que rodeaban su inmenso cuerpo, cada uno como una joya celestial que adornaba su presencia imponente. Sin embargo, bajo su admiración siempre había una sombra de inseguridad; se preguntaba si alguna vez podría igualar la magnificencia de Saturno. Cada vez que se acercaba a su amigo, sentía una mezcla de emoción y nerviosismo, buscando siempre impresionarlo con halagos a sus anillos, mientras en lo más profundo de su ser ansiaba que Saturno viera más allá, hacia su verdadero yo.
Saturno, por su parte, encontraba en Urano una fuente inagotable de inspiración y alegría. En el vasto silencio del espacio infinito, encontraba consuelo en la energía y la pasión desbordante de Urano. Cada vez que contemplaban juntos los fenómenos celestes, Saturno experimentaba una calidez reconfortante en su núcleo al observar la emoción y la curiosidad ardiente de su amigo.
Una noche estrellada, durante una lluvia de meteoritos que pintaba el cielo con destellos fugaces, Saturno y Urano se encontraron cerca de los brillantes anillos que envolvían a Saturno como un manto celestial. Urano miró con asombro la luminosidad de esos anillos que tanto admiraba y suspiró involuntariamente.
-Saturno, tus anillos son simplemente magníficos. Deben hacerte sentir increíblemente especial -murmuró Urano, con una sonrisa que apenas lograba ocultar su propia inseguridad.
Saturno giró lentamente hacia Urano, moviéndose con la gracia y la majestuosidad de un monarca estelar.
-Gracias, Urano. Pero sabes, tú posees algo verdaderamente único. Eres el más brillante entre los gigantes de hielo, y eso no es algo que se pueda ignorar -respondió Saturno con una calidez sincera en su voz, que resonó en la vastedad del espacio.
Urano sintió un cálido destello en su núcleo al escuchar las palabras de Saturno y se sonrojo. Trató de mantener la compostura, pero en su interior, una mezcla de felicidad y gratitud le inundaba como las olas del mar cósmico.
-Oh, no es gran cosa. Simplemente soy yo siendo yo -respondió Urano con modestia, aunque sus ojos brillaban con emoción contenida.
Ambos planetas permanecieron en silencio, absorbidos por la magnificencia de la lluvia de meteoritos que se desplegaba ante ellos. En ese momento de contemplación compartida, Saturno sintió el impulso incontrolable de confesarle a Urano lo mucho que significaba para él su amistad, cómo había iluminado su existencia a lo largo de eones. Sin embargo, el temor a cambiar la dinámica especial que habían construido, a perder la pureza de su conexión, lo detuvo en seco. Mientras tanto, Urano se sumergía en pensamientos silenciosos, preguntándose si Saturno podría algún día vislumbrar la admiración y el afecto profundo que él sentía por él, más allá de la luz de sus anillos y de las estrellas que los rodeaban.
Así transcurrían los días y las noches en el vasto universo, compartiendo momentos de asombro y belleza mientras sus corazones estelares se entrelazaban en una danza cósmica de sentimientos profundos. En medio del frío y la inmensidad del espacio, Saturno y Urano encontraron en su amistad un refugio donde la belleza de la contemplación cósmica se fusionaba con el anhelo silencioso de explorar un amor que brillaba como las estrellas que los rodeaban, una luz eterna en la vastedad del universo.
( Quizás es algo cortito, pero ahí les voy a dar partes más largas.)
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Ringed love !!
РазноеSaturno y Urano son amigos desde hace bastante tiempos, Urano admira a Saturno por sus anillos y su forma de ser. Mientras que Saturno lo quiere por tan buen amigo. Ambos tienen sentimientos por el otro, Pero no se confesaran hasta quien sabe cuand...