❝ SAGA ESTRELLAS MÁGICAS ❞
❝ ─ LIBRO CERO, YŪTA OKKOTSU.─ ❞
EL COMIENZO DE TODO...
❝ Sabes que puedes confiar en mí
Está bien, es complicado
Me pones nerviosa con cada palabra
Eres tan bonito...
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📍 SEPTIEMBRE 2009. CASA FAMILIAR DE LOS FUKUDA.
─ MAMÁ, ME ESTÁS ASUSTANDO.─ susurró la pequeña, observando a la mujer con miedo.─ ¿Segura qué te encuentras bien?.─ preguntó en voz baja, viendo cómo la mujer se agachaba hasta quedar a la altura de la pequeña.
La mujer de cabello pelirrojo soltó un sollozo y la abrazó con fuerza.─ No quiero qué seas cómo yo.─ susurró, sorprendiendo y asustando un poco a la rubia.─ Prométeme qué nunca tocarás estás cosas.─ Junko asintió, sintiendo el peso de la promesa en sus hombros. Su madre la observó con los ojos tristes y por un momento, pareció ver a través de su adicción.─ Eres mi única esperanza, Junko. Tú y tú hermano.─ dijo.─ No dejes qué esté veneno los atrape también.─ pidió apretando los brazos de su hija, sin darse cuenta de la fuerza qué usaba.
─ Está bien, te prometo qué eso nunca pasará.─ murmuró la niña, intentando soltarse de su madre ya qué la estaba lastimando un poco.─ ¿No quieres qué le marqué a Haruo para...?─ intentó decir, pero rápidamente se quedó callada al ver la mirada de su madre.
─ Ni lo menciones.─ le advirtió, levantándose de su lugar y observándola con desprecio.─ Ya te lo había dicho. El nombre de tú hermano está prohibido en está casa, así cómo su presencia cuándo yo me encuentre en casa.─ le recordó, ocasionando qué ella se encogiera de hombros, al recordar qué su hermano y su madre no estaban en buenos términos.
─ L-Lo siento.─ se disculpó en un susurro, bajando la mirada y jugando con sus manos bastante nerviosa.─ N-No volverá a pasar, lo prometo.─ prometió, alzando la vista para observar qué su madre sólo la observaba seriamente, aumentando un poco su nerviosismo.
─ Cómo sea, dejando el sentimentalismo de lado.─ empezó a decir la mujer, mientras se limpiaba las pocas lágrimas qué se le habían salido anteriormente.─ Me alegro de qué ya estés en casa, así podrás cuidar de tu hermanito. Y sí quieres llamarle al inútil de tú hermano mayor, puedes hacerlo, al fin de cuentas, no voy a estar en casa.─ comentó al mismo tiempo qué se dirigía hacía la puerta de salida de su hogar, mientras la pequeña seguía a su madre.
─ ¿Y a dónde vas?.─ preguntó viendo cómo ella se colocaba unos tacones y se soltaba el cabello, dándose cuenta al fin de cómo iba vestida.─ ¿Irás a buscar trabajo o vas a comprar algo para comer?.─ inquirió, con una pequeña esperanza de qué su madre sí podría cambiar, pero se arrepintió después de verla sonreír.
