Capítulo I - Amistad impuesta

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Faris, una niña de cinco años con ojos completamente negros a excepción de sus pupilas blancas, se encuentra sentada en una mesa esperando a que Blark sirva su comida. La casa en la que viven resulta extraña por la gran cantidad de puertas que tiene, cada una con dibujos y distintos colores. Blark por fin llega con el plato de comida para Faris y se lo da, solo es el plato con comida; sin cubiertos ni nada.

-Aquí tienes, Faris -dijo mientras dejaba el plato sobre la mesa-. Estaré de vuelta para cuando termines para recoger tu plato.

Blark se retira de la habitación para encargarse de otras cosas que debe hacer mientras que Faris queda sola con su comida en silencio, simplemente observando el plato por unos segundos para que en un solo parpadeo, la comida ya habría desaparecido sin dejar rastro.

-Admito que es difícil acostumbrarse a eso, ni siquiera tocas la comida -mencionó Felis, un gato parlante que se había subido a la mesa para mirar a Faris comer.

-Todos los días haces eso, me observas mientras como para después decir lo mismo de siempre al respecto.

-Algo así, simplemente tienes una habilidad muy extraña, eso es todo.

-Es solo que todos los días aquí son iguales, Paso casi todo el tiempo sola excepto cuando Blark sirve mi comida la cual termino en un instante con solo mirarla. Quiero hacer algo nuevo de vez en cuando, pero todo ocurre de manera muy monótona.

-¿No te parece genial tener la vida resuelta? No te preocupas por nada, Blark hace todo lo que necesitas y además siempre me tienes a mí para charlar, olvidaste mencionar eso en tu monótono itinerario -dijo enfatizando lo último con un tono dramático.

-Al menos podría salir de la casa de vez en cuando, pero por lo general ni eso hacemos. Siempre estamos aquí dentro, nunca he conocido siquiera el sol porque las ventanas que dan al exterior son de vidrio opaco.

Felis se levantó un momento al escuchar eso, pero siempre manteniendo su actitud despreocupada.

-Blark prefiere que estés aquí siempre donde puede supervisarte. Pero incluso si quisieras escaparte, no te sería muy posible que digamos.

-Eso no tiene sentido, Blark casi nunca pasa tiempo conmigo por estar ocupado en otra habitación, ¿cómo es eso de que me supervisa? Estoy segura de que si saliera de aquí sola y volviera en una hora ni se enteraría.

-Blark siempre nos ve desde cualquier rincón de la casa, incluso ahora está escuchándonos y probablemente ya viene para acá para hablar contigo al respecto.

-¿Te refieres a que de alguna forma sabe lo que hacemos todo el tiempo?

-Solo mientras estemos dentro de la casa, sabe incluso el lugar específico donde estás, es una habilidad sobrenatural o algo así, al igual que el hecho de que tú puedes consumir materia con tu mirada o...

En ese momento, Felis se ve interrumpido por Blark quien había entrado a la habitación con prisa y con la respiración un poco acelerada por correr.

-Blark, ya sabes lo que quiere Faris, ¿qué piensas al respecto?

Blark hace un gesto con su mano en señal de espera para recuperar un poco el aliento.

-Discúlpenme, estaba como a quince habitaciones lejos de aquí y hace mucho que ya no estoy en forma -dijo presentándose con actitud amable-. Bueno, realmente no tenías porqué contarle eso, Felis. Me haces parecer como si estuviera ocultando algo, nada que ver.

-Tú mismo haces que parezcas ocultar algo llegando hasta aquí corriendo como si lo que dijéramos fuera secreto.

-Sabes que no es eso. Sobre lo que Faris piensa, yo prefiero que se quede en casa, pero si realmente quieres salir, no lo sé, no sé qué decidir al respecto. Nunca antes había pensado que necesitaras salir -dijo llevando su mano a su cabeza algo confundido.

FarisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora