**Capítulo 1: "El Último Adiós"**
La noticia del accidente llegó como un trueno en medio de la calma: Alex, su mejor amigo, su confidente, había sido arrebatado de este mundo en un abrir y cerrar de ojos.
Ella llegó al lugar del accidente con el corazón hecho pedazos. Las luces de emergencia parpadeaban en un ritmo que marcaba el final de una vida llena de promesas. "¡Alex!" gritó, pero su voz se perdió entre el caos y la confusión.
Intentó correr hacia el auto destrozado, pero fue detenida por los rescatistas. "¡Es mi mejor amigo! ¡Tengo que estar con él!" suplicó, pero sus palabras no cambiaron el curso de los eventos.
En el funeral, se mantuvo al margen, observando cómo la gente pasaba junto al ataúd abierto. Las palabras de consuelo eran un susurro lejano, incapaces de penetrar la barrera de su dolor. Alex había sido su ancla, y sin él, se sentía a la deriva en un mar de incertidumbre.
Los días se convirtieron en semanas, y ella caminaba como una sombra entre los vivos. La risa y la alegría le parecían ecos de otro tiempo. En su soledad, tomó una decisión: honraría la memoria de Alex buscando justicia y verdad, sin importar a dónde la llevara ese camino.
Los días oscuros se sucedieron, cada uno indistinguible del anterior. Ella se encerró en su habitación, un santuario de recuerdos y soledad, donde las fotografías de Alex sonreían desde un pasado que ya no volvería.
Fernando, su padre, observaba con el corazón roto cómo su hija se perdía en el abismo del duelo. Después de varios intentos fallidos de llegar a ella, tomó una decisión firme. "Es suficiente," dijo con voz suave pero resuelta, abriendo las cortinas para dejar entrar la luz del día. "Alex querría que siguieras adelante."
Con reluctancia, ella accedió a acompañar a su padre fuera de la casa. Juntos, fueron a los establos donde los caballos esperaban, símbolos de libertad y vida. Montar siempre había sido su escape, su conexión con un mundo más grande que ella misma.
Fue allí, en los vastos campos abiertos, donde se encontró con Betty y Armando. La pareja estaba de viaje en México, buscando inspiración para sus próximas colecciones. La pasión de Betty por la moda y la calidez de Armando pronto traspasaron las murallas que ella había construido alrededor de su corazón.
La conversación fluyó naturalmente, y por primera vez en semanas, una genuina sonrisa iluminó su rostro. En ese encuentro fortuito, encontró consuelo y quizás el comienzo de una nueva amistad que la guiaría hacia un futuro incierto pero esperanzador.
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**Capítulo 1: "El Último Adiós"** (Continuación)
La tensión entre Fernando y su hija había estado creciendo, una tormenta silenciosa que finalmente estalló en una discusión acalorada.
"¡No puedes seguir así!" exclamó Fernando, su paciencia desgastada por la preocupación. "¡Estás dejando que tu dolor te consuma!"
Ella, con los ojos llameantes de ira y dolor, replicó con voz temblorosa: "¡No entiendes! ¡Él era todo para mí!"
Sin poder soportar más la confrontación, se giró bruscamente y corrió hacia su caballo. Saltó sobre él y lo empujó a un galope frenético, escapando del peso de las palabras de su padre y de la realidad que tanto le dolía enfrentar.
Armando, que había estado observando desde la distancia, percibió la intensidad del momento. Con un instinto protector, se lanzó tras ella en su propio caballo, decidido a no dejarla sola en su tormento.
La persiguió a través de los campos, llamándola por su nombre, implorando que se detuviera. Finalmente, alcanzándola en una loma solitaria, le bloqueó el paso.
"¡Basta!" dijo con firmeza. "No puedes huir para siempre."
Sus ojos se encontraron, y en ese instante, una comprensión mutua los unió. Armando extendió su mano, ofreciendo apoyo sin palabras. Con lágrimas en los ojos pero sintiendo una conexión inesperada, ella aceptó su mano.
Mientras la joven encontraba consuelo en la presencia silenciosa de Armando, Fernando y el empresario entablaron una conversación aparte. Hablaron de sus empresas, compartieron visiones y filosofías, y en ese intercambio, una amistad comenzó a florecer.
Armando, con su perspicacia para los negocios y las personas, notó la chispa de talento en la joven. A pesar de su dolor, no pudo ignorar los bocetos y diseños que llenaban las páginas de su cuaderno. "Tienes un don," le dijo con convicción. "No dejes que tu luz se apague por la tragedia."
Ella lo miró, sorprendida por su interés y motivación. "Pero... ¿cómo puedo pensar en sueños cuando he perdido todo?" preguntó con voz quebrada.
"Porque Alex viviría a través de tus creaciones," respondió Armando con suavidad. "Él querría que alcanzaras las estrellas, así como él alcanzó las tuyas."
Esas palabras resonaron en ella, un llamado a despertar del letargo del duelo. Con el apoyo de Armando la nueva amistad entre su padre y el empresario, comenzó a ver un camino hacia adelante. Un camino donde podría honrar la memoria de Alex a través de su arte y pasión.
La duda se reflejaba en los ojos de la joven, una lucha interna entre el deseo de rendirse al dolor y la chispa de esperanza que Armando había encendido. "No sé si puedo," murmuró, su confianza tambaleante.
Armando, viendo la necesidad de un empujón más fuerte, elevó su voz con una pasión que no admitía negativas. "¡Despierta!" exclamó. "¡Eres mejor que esto! No te rindas ahora, no cuando tienes tanto que ofrecer al mundo."
Sus palabras eran un desafío, un grito de guerra contra la complacencia y el miedo. "Te reto a que vayas a Colombia, a Ecomoda, y hagas de ese lugar tu escenario. ¡Demuestra lo que vales!"
Ella se estremeció ante la intensidad de su desafío. La idea de dejar su hogar, de aventurarse en lo desconocido, era aterradora pero también electrificante. "Pero aún me falta un año para terminar mis estudios," protestó débilmente.
"Entonces termina," dijo Armando con firmeza. "Y luego ve y conquista tus sueños. No por mí, no por tu padre, sino por ti y por Alex."
Ese fue el catalizador que necesitaba. Con el corazón latiendo con una determinación renovada, asintió. "Lo haré," dijo con una voz que apenas reconoció como suya. "Iré a Ecomoda y haré mi lugar allí."
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Entre Sombras y Diseños
FanfictionEn el vibrante mundo de la moda colombiana, la hija rebelde de Don Fernando, una joven de 22 años llena de pasión y dolor, llega a Ecomoda buscando un nuevo comienzo. Bajo la tutela de Betty, la presidenta de la compañía, y su esposo Armando, ella b...