Capitulo 1: El Llamado a las Armas

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En el verano de 1939, en una tranquila casa en Berlín, Blaz Wagner escuchaba la radio junto a su madre, Anna, y su padre, Wilhelm. Las tensiones políticas se habían intensificado y la voz de Adolf Hitler resonaba con promesas de un futuro glorioso para Alemania. Blaz, un joven de 18 años, se sentía atrapado entre el fervor patriótico que dominaba su entorno y sus propias dudas y miedos.

El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia, marcando el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Fue entonces cuando llegó la carta que cambiaría la vida de Blaz para siempre. Un sobre con el sello del gobierno alemán, que contenía su orden de reclutamiento en el ejército. Blaz miró el papel en sus manos, sintiendo una mezcla de orgullo y terror.

Anna, al ver la expresión en el rostro de su hijo, lo abrazó con fuerza. "Todo estará bien, Blaz. Eres fuerte y valiente," le dijo, aunque en su voz se percibía una nota de temor en la que ella no podía ocultar. Se acercó a la cabeza de su hijo y le besó la mejilla, mientras después le acariciaba el hombro de manera temerosa.

Wilhelm, por su parte, mantuvo un rostro serio pero sereno. Había esperado este momento con una mezcla de inevitabilidad y resignación. Se acercó a Blaz y le puso una mano en el hombro, mirándolo directamente a los ojos.

"Blaz," dijo Wilhelm con voz grave, "servir a nuestro país es un deber que no podemos eludir. Sé que estás asustado, y es natural sentir miedo. Pero debes recordar que el verdadero valor no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de enfrentarlo. Hemos sido llamados a proteger a nuestra nación, pero nunca olvides tus principios ni quién eres."

Blaz asintió, tratando de absorber la fuerza y la sabiduría de su padre. "Lo intentaré, papá. No quiero defraudarte."

Wilhelm le dio una palmada en la espalda. "Estoy orgulloso de ti, hijo. Lucha con honor y siempre mantén tu humanidad, pase lo que pase."

Blaz intentó convencerse de que estaba haciendo lo correcto, pero no podía ignorar la creciente sensación de inquietud. A medida que los días pasaban, la realidad de su situación se hacía más tangible. Se despidió de sus amigos, quienes uno de sus mejores amigos se llamaba Hans, y se preparó para dejar atrás su hogar y todo lo que conocía.

El día de su partida, Blaz se encontró con Wilhelm, su padre, en la estación de tren. Wilhelm también había sido llamado a servir. Los dos hombres, vestidos con uniformes militares, intercambiaron miradas de determinación y miedo mientras abordaban el tren que los llevaría al frente.

Durante el viaje, Wilhelm intentó mantener el ánimo de Blaz, hablando sobre las oportunidades de gloria y heroísmo que les esperaban. Pero Blaz apenas podía escuchar. Su mente estaba llena de imágenes de su madre y de la vida pacífica que había dejado atrás. Sabía que nada volvería a ser igual.

Finalmente, llegaron a su destino, un campamento militar donde comenzaron su entrenamiento intensivo. Los días eran largos y extenuantes, llenos de ejercicios físicos y tácticas de combate. Blaz se adaptó rápidamente, impulsado por la necesidad de sobrevivir y proteger a sus compañeros.

Sin embargo, a medida que pasaban las semanas, Blaz no podía ignorar las noticias que llegaban del frente. Las historias de brutalidad y destrucción lo atormentaban, y comenzó a cuestionar la justicia de la causa por la que luchaba. Las cartas de su madre, llenas de preocupación y amor, eran su único consuelo en medio del caos.

Una noche, después de un día especialmente duro, Blaz y Wilhelm se sentaron alrededor de una fogata, compartiendo sus miedos y esperanzas. Wilhelm habló de su deseo de volver a casa y vivir en paz, mientras que Blaz confesó sus dudas sobre la guerra.

"Nos han dicho que estamos luchando por nuestro país, pero ¿a qué costo?" preguntó Blaz, mirando las llamas danzantes.

Wilhelm asintió en silencio, comprendiendo la lucha interna de su hijo. "Haremos lo que debemos, Blaz. Pero nunca debemos olvidar quiénes somos y por qué estamos aquí."

Con esas palabras resonando en su mente, Blaz se comprometió a mantenerse fiel a sus principios y a encontrar un propósito más allá de la guerra. Sabía que el camino por delante sería difícil y lleno de desafíos, pero estaba decidido a enfrentarlo con coraje y humanidad.

Mientras la noche envolvía el campamento en su manto oscuro, Blaz miró las estrellas y se prometió a sí mismo que, pase lo que pase, no perdería su esencia. La guerra había comenzado, y con ella, el viaje de Blaz hacia el descubrimiento de su verdadero valor y propósito.

Flashback

La llegada de Adolf Hitler al poder en 1933 había transformado rápidamente Alemania. La familia Wagner, como muchas otras, se encontraba en medio de un torbellino de cambios políticos y sociales. Wilhelm Wagner, un veterano de la Primera Guerra Mundial, miraba con preocupación el ascenso de un hombre cuya retórica incendiaria y promesas de grandeza nacional ocultaban un oscuro trasfondo de odio y autoritarismo.

Anna Wagner, siempre perceptiva, notó la tensión en su hogar. Aunque Wilhelm no hablaba abiertamente de sus inquietudes, ella sabía que el pasado de su esposo como soldado le daba una perspectiva única sobre la verdadera naturaleza del conflicto. Para Wilhelm, la paz de la posguerra había sido frágil, y la agresiva política de Hitler amenazaba con destruirla completamente.

Blaz, aún joven en aquellos primeros años del régimen nazi, sentía la presión de conformarse. En la escuela, los maestros promovían la ideología del partido, y la propaganda nazi era omnipresente. Sin embargo, los valores inculcados por sus padres le dieron una visión más crítica. Wilhelm, a pesar de su reticencia a hablar de la guerra, siempre le había enseñado a cuestionar la autoridad y a valorar la humanidad por encima de la obediencia ciega.

Con el tiempo, la familia Wagner fue testigo de los cambios radicales que transformaban su país. Las políticas antisemitas de Hitler, las marchas militares y la constante propaganda hicieron que la vida en Berlín se volviera cada vez más opresiva. Wilhelm temía por el futuro de su hijo en un mundo que parecía encaminarse hacia la destrucción.

Entre el Odio y la Esperanza: Historias de Resistencia en Tiempos de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora