Sonreías.
Tu me llamabas.
Reías.
Tu me ignorabas.
Estabas allí.
Pero no estaba para ti.
Completos desconocidos.
Con un futuro incierto.
Pero cuando yo comenzaba a existir...
Tú me miraste.
Nuestros ojos explotaron.
Nuestro universo cambió.
Y así fue...como todo comenzó.
Y yo existí, pero quizás nunca fui para ti.
Porque nuestro camino en dos años se precipitó.