boda

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Hoy es nuestra despedida, desde hoy ya no habra muestras de cariño por parte suya, tiene que honar a su esposa y yo respeto eso.

—Lo dejo solos. —Dice saliendo de la habitacion, no sin antes darme un fuerte abrazo.

Me acerco a el para ayudarle con el moño y ponerle las flores en el bolsillo del traje.

Se que cuando Leonardo se entere que estuve aqui pegara el grito el en el cielo, pues ya a dejado claro que nuestra amistad no es algo que va a tolerar en su reynado, cosa que no me importa porque apenas Azenet y el sean coronados me ire del palacio junto con la abuela de su hijo.

—Gracias por estar aqui, —Me dice, la riña que tuvieron hace uno dias por mi culpa aun esta visible con los cortes en su nudillos.

—Siempre voy a estar para ti, mi precioso albino .—Le digo—. No importa lo que paso tu y yo hicimos un pacto y yo lo pienso cumplir.

—Sabes que te amo ¿Cierto? —Dice acariciando mi mejilla.

—Espero que aun algun dia llegues a sentir eso por tu esposa.

Niega. —Mi corazon lo robo la chica de cabello de fuego —Dice sacando algo de su bolsillo—. Esto es tuyo, hermosa.

Tengo en mis manos el hielo eterno de Tinberlan, suspiro, el principe tiene que entregarlo a su esposa en su primera noche de bodas como sello que se siempre la amara y estara dispuesto a dar su vida por ella.

—Esto le pertenece a ella.

—Podras no ser mi esposa, pero siempre seras el amor de mi vida

Poemas CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora