Capítulo 15: Planes de Viaje

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Después de una temporada de fútbol intensa y exitosa, Mapi León e Ingrid Engen decidieron que era el momento perfecto para un viaje especial. Habían hablado varias veces sobre visitar Zaragoza, la ciudad natal de Mapi, y finalmente se dieron el lujo de planificarlo. Era la oportunidad perfecta para que Ingrid conociera a la familia de Mapi y se sumergiera en la cultura y las raíces que formaron a su amada.

Una noche, mientras cenaban en su apartamento en Barcelona, Mapi miró a Ingrid con una sonrisa emocionante.

—Ingrid, ¿qué te parece si vamos a Zaragoza la próxima semana? Ya reservé los boletos de avión.

Ingrid, con los ojos brillantes de emoción y un toque de nerviosismo, asintió.

—¡Me encantaría, Mapi! Estoy deseando conocer a tu familia y ver los lugares que siempre me cuentas. Pero... ¿y si no les caigo bien?

Mapi tomó la mano de Ingrid y la apretó suavemente.

—No te preocupes, amor. Mi familia te va a adorar. Siempre me preguntan por ti y están emocionados de conocerte. Además, ¿quién podría no quererte?

Ingrid sonrió, sintiéndose más tranquila. —Tienes razón. Será una gran experiencia.

El día del viaje llegó rápidamente. Después de un vuelo corto pero lleno de anticipación, aterrizaron en Zaragoza. Ingrid no podía evitar sentir mariposas en el estómago mientras tomaban un taxi hacia la casa de la familia de Mapi. Al llegar, fueron recibidas con los brazos abiertos. Carmen y Antonio, los padres de Mapi, se mostraron encantadores y cálidos.

—¡Bienvenida, Ingrid! —dijo Carmen con una gran sonrisa mientras abrazaba a Ingrid—. Es un placer finalmente conocerte.

—Gracias, señora León. El placer es mío —respondió Ingrid, sintiendo el calor y la hospitalidad de la familia de inmediato.

Antonio extendió la mano y estrechó la de Ingrid con firmeza.

—Llámame Antonio, por favor. Mapi nos ha hablado mucho de ti. Bienvenida a nuestra casa.

Ingrid se sintió un poco más relajada con la calidez de sus anfitriones.

—Gracias, Antonio. Estoy realmente feliz de estar aquí.

Después de instalarse, Mapi le dio a Ingrid un tour por su hogar de infancia. Ingrid observaba cada rincón con curiosidad, desde las fotografías familiares en las paredes hasta el pequeño jardín donde Mapi solía jugar.

—Aquí es donde pasé la mayor parte de mi infancia —dijo Mapi, señalando un columpio en el jardín—. Solía pasar horas aquí, soñando con jugar al fútbol profesional algún día.

Ingrid sonrió, imaginando a una pequeña Mapi llena de sueños y ambiciones.

—Es hermoso, Mapi. Puedo ver por qué te gusta tanto este lugar. ¿Tienes alguna anécdota divertida de tu infancia aquí?

Mapi se rió al recordar.

—Oh, sí. Una vez, intenté hacer una chilena y terminé cayendo en el arbusto de rosas de mi madre. Estaba llena de rasguños y espinas. Mi madre me regañó, pero luego me enseñó a hacerla correctamente en la cancha.

Ingrid rió, imaginando la escena.

—Eso suena muy a ti. Siempre tan determinada.

Esa noche, la familia León organizó una cena especial en honor a Ingrid. La mesa estaba repleta de platos tradicionales aragoneses, y el ambiente era festivo y lleno de risas.

—Mapi nos ha hablado tanto de ti, Ingrid —dijo Antonio mientras servía el vino—. Estamos muy contentos de tenerte aquí con nosotros.

—Gracias, señor León. Estoy muy feliz de estar aquí y de conocer a todos ustedes —respondió Ingrid con una sonrisa agradecida.

Carmen, sirviendo una porción de ternasco de Aragón, agregó:

—Ingrid, Mapi nos ha contado cómo te conoció y lo importante que eres para ella. Nos encantaría escuchar tu versión de la historia.

Ingrid se sonrojó un poco pero comenzó a relatar.

—Nos conocimos en un entrenamiento. Yo estaba un poco perdida, intentando adaptarme al equipo y al estilo de juego. Mapi fue la primera en acercarse y ofrecerme su ayuda. Me hizo sentir bienvenida desde el primer día.

Mapi interrumpió, sonriendo ampliamente.

—Y tú me impresionaste con tu habilidad y tu humildad. Supe de inmediato que serías una gran amiga, aunque nunca imaginé que terminarías siendo mi pareja.

Antonio levantó su copa.

—Brindo por eso, entonces. Por las nuevas amistades y el amor que surge de los lugares más inesperados.

Todos levantaron sus copas y brindaron, riendo y disfrutando del momento.

El día siguiente, la familia decidió llevar a Ingrid a explorar los alrededores de Zaragoza. Fueron a un campo cercano donde Mapi solía jugar al fútbol de niña. Ingrid observaba con admiración mientras Mapi le mostraba el lugar.

—Aquí es donde aprendí mis primeros trucos —dijo Mapi con nostalgia—. Solía jugar aquí con mis amigos después de la escuela.

—Puedo imaginarte corriendo por aquí, llena de energía y pasión —respondió Ingrid.

Mapi se arrodilló en el césped, recordando esos días. —Sí, esos fueron buenos tiempos. Todo lo que quería era ser la mejor. Nunca imaginé que llegaría tan lejos.

Ingrid se sentó a su lado, tomando su mano.

—Y ahora estás aquí, viviendo tu sueño. Y estoy muy orgullosa de ti, Mapi. Eres una inspiración para mí y para muchas personas.

Mapi miró a Ingrid con ternura. —Y tú eres mi fuerza, Ingrid. Contigo a mi lado, siento que puedo lograr cualquier cosa.

Se abrazaron, sintiendo la conexión profunda y el amor que compartían, sabiendo que este viaje no solo era una visita a la familia, sino un nuevo capítulo en su relación.

Bajo el mismo escudo - Mapi León e Ingrid EngenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora