•𝐏𝐫𝐨𝐥𝐨𝐠𝐨•

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Desde que tengo memoria, he tenido aquellos raros sueños, donde estaba en un mundo donde todos esos personajes de mis películas favoritas existían, donde había magia y maravillas por doquier, cuando era un pequeño niño me la pasa explorando por aquel lugar que llamaba castillo, aunque era más como una escuela, jugaba por aquel solitario lugar junto a un hombre alto y muy amable que usaba una máscara de cuervo.

Pero conforme iba creciendo esos sueños dejaron de ser recurrentes, cada vez menos los tenía, la imagen de aquel hombre con quien siempre jugaba cada vez se hacía más borrosa, mientras más crecía, olvidaba más mi estadía...

En Twisted Wonderland
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En el bello país del Sol naciente, en una pequeña ciudad del aquel país asiático, en un complejo de apartamentos modestos, una alarma sonaba de manera insistente, tratando de despertar al joven durmiente del cual era perteneciente, alertando que ya era tarde, que su hora de despertar ya había pasado y que se debía levantar con urgencia.
Enredado en las cómodas frazadas de su cama, un chico de cabellos oscuros como la noche abría sus ojos miel, dándole la bienvenida a la luz del sol que se colaba por su ventana; su mirada vagaba con pereza por los alrededores de su humilde cuarto, con una decoración vaga y desordenada, su vista se posa en un pequeño peluche de cuervo, algo malgastado y viejo, desde que es un niño lo tiene pues tenía un extraño. Gusto por aquellos seres emplumados, los cuales los consideraba sus amigos. Rapidamente su mirada se desvía hacia el despertador el cual aún seguía sonando, tratando de llame la atención de su dueño, el joven leé la hora mostrada y de un brinco se levanta de su cómoda cama.

-¿¡las 8 de la mañana!? ¡Voy súper tarde al trabajo! No me puedo permitir otro regaño del señor Khan- dice con evidente preocupación en su tono de voz, rápidamente, comenzando su rutina diaria.

El joven de hebras largas negras sale corriendo en dirección a su trabajo, pasando apurado por las calles sin importarle mucho la vida de los demás.

Pobre alma solitaria, desde un que era un niño ha estado solo en el mundo, luchando por seguir adelante y no defraudar la memoria de su madre, teniendo que ver cómo los demás estaban felices con sus familias mientras su propia vida se hundía en la monotonía y soledad.

Tras una larga caminata llega, con unos 30 minutos de retraso a su trabajo en un restaurante como cocinero. Va velozmente a su casillero y se cambia al uniforme de trabajo, rezando en voz baja por que su jefe no se haya percatado de su demora pero como siempre la suerte no está de su lado.

-¡Kimura Yuuki! ¡Otra vez tarde! - ahora mismo se encontraba en la oficina de su jefe, siendo reprendido por su retraso

-lo lamento mucho señor Khan pero... - no encuentra una excusa para sus demoras, bueno, no una lógica, se ha estado levantando tarde gracias a los sueños que ha estado teniendo todos similares, un espejo en una habitación oscura al cual intenta acercase pero no puede, pero obviamente no puede decir eso como justificación.

-¡pero nada! No puedo seguir tolerando más contratiempos como estos, fue muy amable en darte trabajo siendo menor de edad y sin la educación terminada, pero mi amabilidad tiene límites... - la mirada de su jefe es sería, entendiendo claramente a que quería llegar

-¡señor Khan! ¡Prometo que esta será la última vez en que llegare tarde! - estaba desesperado pues aquel empleo era su único sustento económico y el señor Khan fue la única persona que accedió a darle trabajo

-por supuesto que será la última vez que llegues tarde... Kimura Yuuki, ¡estas despedido! -







































Despedido, aquella palabra aun seguía en su mente, su única fuente de ingresos dejó de existir en un momento al otro, ahora se encontraba caminando sin rumbo fijo, ahora que veía bien, el cielo estaba nublado, una señal de que lloverá, estaba tan preocupado en llegar a mi trabajo que ni siquiera note las nubes negras y los paraguas que acompañaban a la gente, definitivamente, no era el favorito de la suerte....

Si tan sólo fuera....

Útil en algún lugar...




Había vuelto de nuevo a su apartamento, aquel lugar lúgubre y estrecho que llamaba hogar, debía renta y la casera ya le había advertido que si mañana no pagaba lo que le corresponde, sería echado de ahí. Va hacia su cuarto, toma su peluche de cuervo en brazls y rompe en llanto.

Todo lo que con tanto esfuerzo construyó y trató de mantener en pie, era destruido, la vida le echaba en cara que todo lo que había hecho fue inútil y en vano, pronto volvería a las calles, si tan sólo su madre estuviera ahí junto a él, ella siempre sabia como afrontar los tropiezos que te pone la vida, los recuerdos de su madre eran tan claros como el agua, sus canciones de cuna, su sonrisa radiante, sus ojos verdes llenos de vida, su pelo castaño que brillaba a los rayos del sol, su cuerpo lleno de moretones y mordidas luego de un día de trabajo....

Su amable forma de ser, todo seguía intacto en su memoria... Si tan sólo la pudiera ver una vez más... Si tan sólo pudiera ver aquel castillo una vez más.... Si tan sólo pudiera ver a Crow-....























Después de bastante tiempo llorando, había caído en los brazos de Morfeo, mientras abrazaba a su peluche en forma de consuelo, no sabe cuantas horas durmió o siquiera llegó a dormir una hora cuando un ruido lo despertó, un ruido similar a un golpe a un cristal, abrió sus ojos y su mirada inmediatamente se poso en el cristal de su ventana, tratando de ver si algo o alguien se encontraba afuera, un segundo golpe resuena por la habitación, al notar que los golpes no provenían de la ventana, su mirada va hacia el segundo objeto de cristal en su habitación, un espejo viejo y elegante que estaba cuando llego al apartamento, el cual estaba colgado en la pared, cuando llegó a aquel complejo de apartamentos, se le hizo curioso aquel espejo, se veía extremadamente antiguo y hasta parecía que no era de ese mundo pero cuando pregunto a la dueña del lugar le dijo que no tenía ningún espejo viejo de pared en las habitaciones, solo de cuerpo completo, no pensó nada raro, supuso que a un anterior inquilino se le olvido. Mira un rato al espejo, abrazando aun más a su peluche se cuervo, aunque no estaba asustado si no más bien, hipnotizado, el espejo empieza a emitir una luz brillante y por impulso se para y empieza a caminar hacia el.....

Una vez lo suficientemente cerca del espejo, empieza a oír una voz baja la cual no logra comprender, una de sus manos deja de abrazar a su peluche y se extiende hacia el espejo, cuando está apuntó de tocarlo su vista se empieza a nublar, poco a poco su mirada se oscurece pero antes de que se vuelva totalmente oscura puede divisar una mano que sale de espejo y toma la suya con suavidad, despues de eso todo se vuelve oscuro....

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<<Bienvenido a Twisted Wonderland>>
<esperemos esta vez su estadía sea permanente>




Nota del autor

Siento que escribí mucho y no se entiende mi historia pero hice lo que pude tomando en cuenta que no tengo experiencia escribiendo historias.
No entiendo como hay gente que puede escribir más de tres mil palabras en un capítulo, yo apenas pase de las mil y siento que escribí mucho innecesariamente y olvide parte de la trama del juego, pero bueno no tengo nada que comentar y no le tengo fe a esta cosa. Dato curioso, para hacer el peluche de Yuuki usé de referencia al peluche oficial de Crow de Catastrophe crow, como adoro ese arg, ahora quiero un crow peluche.

1321 palabras

[[This Is Your Wold 𝐍𝐎𝐖]] Twisted WonderlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora