IV

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Lisa casi no puede caminar de regreso a casa

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Lisa casi no puede caminar de regreso a casa. Es como si toda el agua de la tierra estuviera entre sus muslos. No puede controlar sus pensamientos, no puede controlar los recuerdos del cuerpo lechoso de Park Chaeyoung.

-Carajo.

Sí, carajo. No puede dejar de pensar en eso. El momento en el que el chofer de la neozelandesa la dejó en su casa, supo que sería una noche larga. Recuerda las últimas palabras de Rosé:

"Mañana te quiero aquí a la misma hora".

Después de eso le dio trescientos dólares por las horas trabajadas, casi cuatro veces más de lo que gana trabajando con la señora Lee. Está pensando en pedirle un tiempo, con lo que recibirá de la pintura de la subasta y en la que está trabajando ahora, es suficiente.

Lisa no tuvo de otra más que aceptar, parece que Rosé quiere terminar rápido este trabajo. La tailandesa entra a casa y su madre está haciendo panqueques de plátano con avena, ella puede oler ese característico olor por toda la casa.

-Hola, pequeña saltamontes. —saluda su madre con ánimos, pero Lisa no es tonta, la cara de Sowon está pálida y apenas puede sostener el mango del sartén donde tiene la masa de panqueques.

-Hola, mamá. -Lisa se acerca a ella y le da un beso en la cabeza, suspira agradeciendo que la tiene con ella.

-¿Cómo te fue con la Señorita Estirada? -Sowon suele hacer muchas preguntas, muchas. Es su manera de recuperar tiempo con su amada hija.

-Es Park Chaeyoung, mamá. -dice corrigiendo a su mamá, el apodo viene de cuando le contó a su madre de su nueva oportunidad de trabajo. -Y me fue bien, traigo conmigo trescientos dólares.

La tailandesa puede ver como a su madre le brillan los ojos, no por el dinero, más bien por orgullo. -Siéntate, niña. Deja que tu madre te consienta un poco. -Lisa duda antes de hacerlo, puede ver que su madre está débil, pero se deja apapachar un poco. No quiere pensar en Rosé y en sus muslos blancos.

La plática sigue, hablando de cualquier cosa. Lisa extraña los momentos así, donde no tiene que ser la adulta jovén que se concentra en llevar comida a casa. Su madre va al fregadero, todo pasa muy rápido.

Se encorva hacía adelante y suelta un quejido de dolor. -¿Mamá? - Lisa se levanta del asiento, pero es muy tarde. Las piernas de Sowon pierden fuerza y cae, en el camino su boca encuentra el borde de la encimera donde está el fregadero.

Cuando Lisa llega a sostener a su madre, su cara está empapada en sangre por el golpe. Con pánico en todo su ser, Lisa logra sostener correctamente el cuello de su madre, ahora está desmayada.

-Mierda. -No puede llorar ahora, necesita llevarla a urgencias, un golpe así puede significar consecuencias. —Aguanta, mamá. -Deja con cuidado a su madre en el suelo de la cocina, apaga la estufa con los panqueques casi listos y corre a su habitación.

Unfair Life ★ ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora