✩. Bromas Hirientes

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Kunikuzushi y Kazuha se estaban dirigiendo aun hermoso centro comercial que estaba cerca de donde vivían, el centro comercial era bastante grande y era muy fácil perderse y desorientarse si eras nuevo en el lugar, el plan de Kunikuzushi para que Kazuha lo volviera a tratar como antes era invitarlo a comer, sabía que al Albino le gustaba mucho la comida frita, así que lo llevaría a un lugar donde se especializaban en ello, faltaba poco para llegar y Kunikuzushi se notaba algo ansioso, quería volver a ver una hermosa sonrisa en el amargado y serio rostro de su amado, de Kazuha.

Te noto ansioso, ¿acaso esta por ahí tu amante? — hablo sin interés el Albino provocando que el Índigo bajara la mirada y mordiera su labio inferior

Claro que no. . .umh, ¡llegamos cariño! — el índigo corrió hacia una de las pequeñas mesas del lugar jalando al Albino de la mano, el cual fruncio el ceño.

Muy buenas tardes, ¿que les puedo ofrecer? — hablo el mesero con una sonrisa dedicada a ambos chicos.

¡Dos hamburguesas con todo incluido por favor! — dijo el índigo totalmente emocionado, pues era su hamburguesa favorita, además también la de su amado.

La comida no tardó en estar, ya ambas hamburguesas estaban encima de la mesa de donde estaban ubicados los chicos, la hamburguesa era grande, tenía doble carne, el queso se desbordaba por los lados, tenía una buena cantidad de lechuga y salsas, además estaba acompañada de dos huevos de codorniz ¡y claro!, como olvidar las papitas chiquitas

Y entonces....¿que esperas cariño? — hablo el índigo algo extrañado con el Albino, pues el estaba observando su hamburguesa con asco y repulsión.

¿Crees que me comeré esta mierda?, no quiero terminar siendo un gordo asqueroso y feo como usted, Kunikuzushi — Exclamó con mucha molestia el Albino antes de tirar su hamburguesa al piso, también la hamburguesa del índigo tubo el mismo destino que la hamburguesa del Albino, — además, ¿crees que "Amaré" a un chico gordo y feo? ¿Que en vez de caminar ruede?, no, no, no cariño, ubícate — terminó de hablar el albino sin una pizca de arrepentimiento o sarcasmo en sus palabras, se levanto de su puesto y salió del establecimiento para esperar al índigo.

Kunikuzushi estaba apuntó de llorar, aparte de las palabras hirientes de su amado tenía miles de miradas encima de él, quería desaparecer, pero sabia que todo era culpa suya, era su culpa, era lo que se merecía por serle infiel a su amado, el mesero que anteriormente los había atendido ahora se encontraba al frente del índigo con una expresión de pena hacia el, el índigo se agachó para recoger el desastre que había hecho su amado momentos antes.

Ahora ja, genial, ¿le vas a chupar el miembro al mesero como disculpas? ja, como la gran puta que eres.  — grito desde fuera del establecimiento el Albino al ver al índigo agachado cerca del mesero.

Kunikuzushi no tardó en limpiar el desastre que había hecho el Albino, se levantó y se disculpó con el chico, le pagó el doble de lo que tenía que pagar y antes de ir donde el Albino se seco las lágrimas que ya se escurrian por sus mejillas, las cuales también estaban rojas por la vergüenza que sentía, Kunikuzushi y Kazuha se fueron del centro comercial y no tardaron en llegar a su casa, Kunikuzushi seguía triste y carisbajo por las hirientes palabras que le había dicho el mechón rojo, Kazuha no demoró en notar el pésimo Estado de Kunikuzushi y solo bufo antes de abrazarlo por la cintura y besarlo suavemente, beso que no tardó el índigo en corresponder.

Perdoname amor....solo era una broma — volvió a besar al índigo el cual solo correspondió y sonrió dando a entender que estaba perdonado.

Fue una broma hiriente

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