Prólogo

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Mi lista:
20 cosas por hacer

Madrid-España
5 de enero, 20:23hrs

Sophie Warner

Vengo de una familia donde todos somos muy enfermizos, es algo que ha pasado de generación en generación. Desde que tengo memoria mis recuerdos son de hospital en hospital, y sé por mis padres que incluso de meses me la pasaba en hospitales. De pequeña siempre estaba enferma, mis padres siempre han tomado medidas conmigo para no contagiar ningún virus pero no servía de nada, yo siempre lograba enfermarme. Mis primeros meses de vida era de hospital en hospital, malestares simples pero a partir de los cinco años los malestares fueron evolucionando, pasó de fiebre y resfriados a desmayos continuos, mareos y principalmente vomitar todo lo que comía. Mi etapa de cinco a diez años me la pasaba viajando a diferentes países en busca de buenos doctores, en busca de especialistas que le pudieran dar un nombre a lo que tenía, y en esa búsqueda llegamos a Hong Kong, allí encontramos a muy buenos especialistas que por fin con lo que yo tenía, una enfermedad poco conocida, por así decirlo, nueva, y que todavía se estaba estudiando, ellos la deniminaron Klinch. Crearon medicamentos para calmar cualquier dolor que podría ocasionarme, y con ello pudimos volver a Madrid. Las cosas mejoraron enormemente, comía sin miedo a vomitar todo luego, y comencé a engordar gracias a ello, los desmayos disminuyeron, y los mareos y dolores de cabeza se fueron completamente, desaparecieron y hasta mis quince crecí como una persona normal, creíamos que la enfermedad se estaba desapareciendo pero era todo lo contrario.

La enfermedad avanzó sin darnos cuenta, y una noche mientras cenaba con mi mamá y mi hermana comencé a convulsionar, y entonces junto a mi papá tuvimos que volver a Hong Kong, y por fin nos dieron un veredicto final de la enfermedad. Iba a morir, tarde o temprano iba a morir, la enfermedad era terminal, no había cura para ella, solo existían aquellos medicamentos que lo único que harían era desaparecer los malestares pero no la enfermedad, aún con el medicamento la enfermedad me mataría por dentro, me dieron menos de dos años, iba a morir cuando menos me lo esperara, capaz me sentía mejor y al otro día moriría, el Klinch era así

Desde ahí las cosas cambiaron muchísimo, mi madre estaba histérica, sentía que no iba a poder con ello ella sola, y mi padre estaba lejos, se había mudado a New York por su trabajo, y el padre de mi hermana desapareció sin más

Me dijeron que menos de dos años tenía, pero que también podría morirme en una semana así que me cree una lista, mi pequeña lista de deseos, de cosas que deseaba hacer antes de morir, así sentiría menos dolor de morir tan joven y sin hacer todas las cosas que todavía me faltaban. No quería morir y sentir que no aproveché mi vida

Mi lista ♡
• Lanzarme de un paracaídas
• Cantar en una discoteca
• Robar en un centro comercial
• Donar juguetes a un orfánato
• Conocer París
• Ver una Aurora Boreal
• Conducir sin rumbo durante un día
• Comer hot dog en un puesto callejero
• Donar comida para perros
• Hacerme un tatuaje y abrirme un piercing
• Bañarme desnuda de noche en un lago
• Lanzarme de una tirolesa
• Decirle a una persona que no conozca que me gusta
• Dormir bajo las estrellas
• Gastarle una broma a mi hermana
• Rayarle el auto a alguien
• Visitar un hogar de ancianos
• Conocer Brasil
• Irme de compras y luego regalar toda la ropa
• Ver el amanecer en una playa

Al momento de terminar la lista, les conté a mis padres, mi papá tenía mi misma emoción pero mi madre se negó rotundamente, tenía miedo de que fueran demasiadas emociones para mi y me pasara algo malo y estuviera sola, así que su condición para dejarme cumplir lo de la lista es que tuviera un acompañante, y así fue como ella hizo su lista de distintos acompañantes para mi

Obvio me enojé, no quiero compartir algo íntimo para mi junto a un desconocido


CONTINUARÁ🍀

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