prólogo. la luna brilla en altamar

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Altamar nunca había sido para los cobardes.
Era una zona hostil, lejana a la parte continental; los viajes eran extremadamente largos y solo había avistamientos esporádicos de pequeñas islas, la mayoría ni lo suficientemente grandes como para atracar.

Martin había terminado acostumbrándose al inevitable vaivén de las olas; notaba su cabeza mucho más despejada a cada día que pasaba y con la presión de sus sienes amainando empezaba a encontrarse más animado. Llevaba bastante triste desde que tuvo que dejar a su familia en el campo trabajando y huir, sabiendo que ya no era una opción segura mantenerse ahí, por mucho que le gustase. El mar había sido la mejor opción. El territorio de la gente sin ley.

Evidentemente, habiendo pasado la mayoría de su vida realizando trabajos en el campo, el asunto marítimo se salía de su entendimiento. No había sido complicado unirse a una embarcación, su tía le había comentado antes de que se fuera que había barcos que se encargaban de llevar mercancías de un lado a otro y que siempre aceptaban a nuevos tripulantes a cambio de trabajo, lo cual lo tranquilizó bastante. No quería unirse a un barco pirata. Le terminaron asignando el mantenimiento de aparejos en cubierta y aunque el primer día fue un desastre total, había mejorado enormemente en muy poco tiempo.

Esa noche había un ambiente extrañamente tranquilo. Las estrellas refulgían en el cielo y la luna era la principal fuente de luz, pintando la cubierta húmeda de un color perlado, debido a la fina película de agua que cubría la madera. Martin a veces se quedaba mirándola y comprendía por qué el ser humano parecía tener tanta devoción por ella, independientemente de las creencias y tradiciones de cada uno. Era imposible de ignorar. Ni siquiera el mar, tan salvaje como era, podía resistirse a ella, generando un oleaje feroz pero hermoso.

Estaba claro que la noche tenía una protagonista clara.

Se estaba quedando dormido sobre un saco de harina debido a la exuberante calma que había tomado su cuerpo cuando alguien alzó la voz, perturbando a todo el mundo. "¡Piratas!"

Toda la tranquilidad que había sentido fue inmediatamente alterada, convirtiéndose en adrenalina. Recién salido de su ensimismamiento, enfocó la vista en la lejanía para divisar el navío que estaba señalando el hombre. No había ni una mínima duda de que eran piratas; la bandera ondeaba, estoica, sobre el mástil. Como punto positivo, no parecía que tuviesen ninguna intención de usar munición contra su barco, aunque no había que ser una persona de renombrada inteligencia para saber que un encontronazo con piratas suponía el fin de una tripulación.

La borda pronto se llenó de gente corriendo alterada de un lado a otro, siendo conscientes en el fondo de que hiciesen lo que hiciesen iba a ser en vano. No podían enfrentarse a un barco pirata, en el momento que los alcanzara, todo acabaría.

El navío avanzaba rápidamente, y los nervios aumentaban sobre cubierta. Martin, sin embargo, permanecía impasible. "Que sea lo que Dios quiera" se decía, aceptando su destino. Si una cosa tenía clara es que no iba a luchar. No tenía las suficientes fuerzas. Al menos su familia no sufriría tanto como si se lo hubiesen llevado a rastras, delante de sus ojos. No, probablemente lo degollarían en anonimato y ellos podrían seguir pensando que en realidad no tenían noticias suyas porque estaba escondido, quizás viviendo su mejor vida en libertad.

El tiempo entre que avistó el barco por primera vez y  en el que los piratas abordaron quedaba un poco borroso en su memoria. Solamente recuerda correr y esconderse, valorando de repente su vida, viéndola pasar delante de sus ojos. Pronto, lo que había sido serenidad se convirtió en un escenario de sonidos guturales y espadas. El sonido de metal chocando recordaba a Martin inevitablemente a las representaciones que hacían de piratas en su aldea, cada vez que luchaban entre ellos. En poco tiempo, la cubierta se llenó de cuerpos inertes y los sonidos fuertes comenzaron a cesar.

As sinners as saintsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora