↷❐; ❛ ᴇʟ ᴇsᴘᴇᴊᴏ ❜ ·₊˚✧

거울

Jimin estaba en su habitación, absorto en sus pensamientos mientras revisaba su celular, cuando recibió una llamada inesperada de su madre. La voz al otro lado de la línea era solemne y cargada de tristeza. Su abuela, la querida abuela que lo había criado con historias y dulces, había fallecido esa mañana. Jimin sintió una punzada en el corazón; su abuela había sido su roca, y la noticia lo dejó devastado.

Recordó las tardes que pasaba con ella en su casa antigua, una casa que parecía respirar con los recuerdos de generaciones pasadas. Cada rincón tenía una historia, y cada objeto un significado especial. Su abuela era una mujer fuerte y sabia, con un espíritu indomable que había sobrevivido a la pérdida de su esposo y había seguido adelante con dignidad. La pérdida era inmensa y Jimin sentía un vacío que sabía que nunca se llenaría.

Después del funeral, que estuvo lleno de familiares y amigos recordando a la abuela con cariño, Jimin y su madre se sentaron a discutir qué hacer con la casa y las pertenencias. La madre de Jimin, visiblemente afectada por la pérdida, decidió que era mejor que Jimin se encargara de revisar la casa y decidir qué cosas deberían quedarse en la familia y cuáles podrían ser vendidas o donadas.

Jimin aceptó la tarea, sabiendo que sería una oportunidad para despedirse de su abuela de una manera más íntima. Una mañana soleada, se dirigió a la casa de la abuela con una mezcla de nostalgia y tristeza. Al llegar, la casa parecía más silenciosa que nunca, como si supiera que su dueña ya no estaba.

La llave giró en la cerradura y la puerta se abrió con un crujido. Al entrar, Jimin fue recibido por el aroma familiar de la casa, una mezcla de madera vieja, flores secas y el perfume suave que su abuela siempre usaba. Se quedó un momento en el umbral, respirando profundamente y dejando que los recuerdos lo envolvieran.

Decidió empezar por la sala de estar, un lugar donde había pasado innumerables horas escuchando las historias de su abuela. Cada objeto en la sala tenía un significado especial. Había fotos de la familia, muebles antiguos que habían sido heredados por generaciones, y pequeños recuerdos de viajes y eventos especiales. Mientras pasaba la mano por el respaldo del viejo sofá de terciopelo, su mente se llenó de imágenes de su abuela sentada allí, sonriendo y contando sus aventuras.

En la cocina, Jimin encontró los utensilios de cocina que su abuela había usado para hacer sus famosos pasteles y galletas. Decidió que esos se quedarían con él, como un pequeño tributo a las dulces memorias. La despensa aún estaba llena de frascos de conservas y especias, cada uno cuidadosamente etiquetado con la inconfundible caligrafía de su abuela.

Subió al segundo piso y entró en el dormitorio principal. La cama estaba perfectamente hecha, como siempre. Sobre la mesita de noche, encontró un libro de poesía que su abuela solía leer. Jimin se lo llevó, pensando que leer esas palabras le haría sentir más cerca de ella.

Finalmente, llegó al ático. El ático siempre había sido un lugar misterioso y emocionante para Jimin. De niño, solía jugar allí, explorando los baúles llenos de ropa antigua y juguetes viejos. Abrió la pesada puerta y subió las escaleras. El ático estaba lleno de polvo y telarañas, pero también de recuerdos.

Fue allí donde encontró el espejo. Estaba cubierto con una sábana blanca, como si hubiera estado esperando ser descubierto. Jimin retiró la sábana con cuidado y se encontró frente a un espejo antiguo, con un marco de madera oscura tallada en intrincados patrones florales. La superficie del espejo parecía brillar con una extraña luz, como si tuviera vida propia.

Aunque no recordaba haber visto el espejo antes, algo en él le resultaba extrañamente familiar. Decidió llevarlo a su casa, pensando que podría ser un buen recuerdo de su abuela. Con esfuerzo, logró bajar el espejo y cargarlo en su coche.