Adicción

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Capitulo II

Sumergiéndose en la frustracion, ahogándose con aquellas gotas de sangre infladas en sus venas dolorosas, el tubo fino agujereandole la piel, incrustandose hasta la empuñadura por su pulso inestable, ni siquiera tenía la necesidad de tratar de encontrar la vía férrea de su cuerpo desequilibrado. Sorbiendo por la nariz la dosis incompetente, la cual no le sirvio para ir a su mundo risueño. La heroína, la amiga más insípida, mordaz, pero a la vez cautivadora, la que lo arropaba en su aura celestial de imágenes inexistentes. Extasiado, se tumbo contra el respaldar del sofá viejo de su departamento. La resequedad de sus labios gritaba a todos lo desamparado y desconectado de la vida en la que estaba. Su brazo se recagarba muerto al lado de su cuerpo inerte, tan atractivo por su apariencia superficial, esa masculinidad que lo caracterizaba, la cual había enamorado tanto a JiMin.

Suspiró exitado cuando JiMin apareció con solo su ropa interior y una camiseta translúcida callendo hasta sus muslos, sentándose sobre sus piernas, le empezó a besar el cuello, juguetón, pasó sus manos por su pectorales y terminó agarrándole los labios en un beso feroz. Jeongguk se dejó hacer, la situación solo le permitía disfrutar del exceso de adrenalina. Su cabeza despertó ante la provocación pasional. Tomándole fuerte la cadera con gran mano tatuada, rodeándole con su brazo venoso le arrugo la ropa de sus gluteos, le perforó la boca con su lengua caliente, JiMin gimió sobre sus labios oxidados, movió su culo frenético, sintiendo el despertar del bulto guardado bajo esos boxers negros de su novio.

-Jung-susurró sobre sus labios, tomando más del ferviente sabor de su boca, restregandose desesperado, causó una fricción exquisita. No pudiendo contenerse más, agarró el falo cubierto sacándolo de su escondite. Jeongguk tomó con ambas manos la tela suave de su novio y la partió en dos dejando expuesta la piel y el agujero que tanto le encantaba.

Jugueteando acercó un dedo al anillo de JiMin, tocándole los nervios mientras le chupeteba el cuello, mordiéndole como el deseaba, sin importarle nada, más que sentirlo. JiMin intento la perforarse a si mismo, metiéndose el pene que amaba sin preparación, le gustaba el sexo duro, tosco, sin medidas, le encantaba sentir como el aire se atoraba en su garganta cuando Jeongguk le rodeaba con sus enorme mano su endeble via, llorando por el oxígeno privado mientras lo embestía.

Un tipo de terapia, Jeongguk desquitaba su ira de la morfina inyectada en su cuerpo con él, esa ira con la que nació, esa ira mal tratada que evolucionó

-Carajo-Jeongguk palmeteo la nalga fornida, dejandola roja con la huella de su mano impregnada.

La exitacion de la droga y de la estimulacion del sexo era fascinante

JiMin se movió más tirando su pelvis en un vaivén impaciente, siento sometido por los dedos de Jeongguk le tomó de los hombros para sostenerse

-Te quiero a ti, es suficiente

-No creo que lo merezcas

-Jung, dámelo

Jeongguk sonrió malicioso, le privaría de sentirlo, le jodería la cabeza hasta que le hiciera corto circuito, hasta que ruegue y patalee como el niño pequeño que era.

controlando en no chillar bajo los efectos de las pastillas adormecedoras, le hizo mirarle; sus ojos pardos caramelo se engancharon con esos verdes esmeraldas de Jeongguk, tan dilatados que a cualquiera asustaría, pero para él era algo cotidiano, siempre veía esa apariencia, y no le desagradaba, todo lo contrario, le atrapaba, le empalmaba hasta el alma.

Mamá le había advertido, le había avisado del desastre que era Jeongguk, sin embargo, el decidio aunar su destino con el infortunio, con el hecatombe de ese hombre a quien miraba desde lejos.

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⏰ Última actualización: Sep 25 ⏰

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