𝑹 𝑬 𝑷 𝑼 𝑻 𝑨 𝑻 𝑰 𝑶 𝑵 || 𝑮𝑼𝑺𝑻𝑨𝑽𝑶 𝑪𝑬𝑹𝑨𝑻𝑰

DOS

Seguíamos charlando en la mesa, al parecer yo no era el único interesado en Natalie, charly también, y uno que otro idiota que pasa.

Charly sabe muy bien que no puedo meterme con ella, ya que yo estoy casado con... cecilia.

Eh pensado en separarme de cecilia, ya que siento que le gusta otra persona o que se yo.

Además quiero tener más tiempo en mi y sobre todo de la banda.

Zeta nos miraba serio, lo conozco y se que no le gusta que la miremos mucho.

Pero fuaaa, es una chica guapa, joven y sexy, ¿quien no la miraría?

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Miraba la hora, marcaban las 12, sabía muy bien que cecilia me armaría un quilombo, pero ya que.

Charly y zeta hablaban sobre sus ex y sus experiencias, mientras yo fumaba de mi cigarrillo y bebía de mi vaso.

Natalie al igual que yo estaba callada, escuchando atentamente aquella conversación.

—Y vos, ¿a que te dedicas?.— Pregunto soltando una bocanada de aquel cigarrillo.

—Soy modelo de una gran empresa, es una banda.—contesta sonriente.

—Hmmm ya veo, modelo.—asiento bebiendo más de mi vaso, ya estaba un poquito pasado de copas.

—Vos estas en una banda, soda estéreo, son muy buenos.

Con que ya sabia, bueno era obvio, su hermano es zeta, total le va a contar.

—Si, si queres podes ir un día de estos al estudio, solo si queres y tu hermano te deja.— digo sarcástico

—Claro lo tomaré en cuenta, solo si tu esposa te deja y no te arma un quilombo porque yo este.—responde aún más sarcástica haciéndome soltar una fuerte carcajada.

—Che, pero sabes un montón.

—¿Como no?,son una banda internacional.—Pregunta cruzándose de brazos.

—Además, yo con cecilia pienso separarme, ya es notable que ya no quiere seguir conmigo, pero mejor así.— contestó sincero.

—Ya veo, si vos te sentís mejor así ya que.—bebe de su vino para sonreírme coqueta.

No se si ella esta jugando conmigo.

—Si queres podes darme tu número y te aviso cuando vamos a estar en el estudio y eso, para que le digas a zeta que te lleve.

Se quedo en silencio y agarro un servilleta con un marcador que había en la mesa, puso la servilleta en sus muslos y comenzó a anotar su número.

Me hizo gracia la carita feliz que puso al final.

Es una gran persona.

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Ya saliendo del lugar esperábamos algún taxi.

—Espero verte pronto, y hace lo que te diga tu corazón, si queres dejarla hazlo, solo si tu corazón te lo dice y te sentis bien.

—Yo también espero verte pronto, fue un gusto conocerte.

Nos regalamos una sonrisa sincera y pura y fue la hora de decir adiós.

Haré lo que me diga mi corazón.