Cuando la muerte caminó por Teyvat

Capítulo 9

"¡De nuevo!" Una voz aguda resonó a través del bosque asolado por la sombra.

Tan pronto como se emitió la orden, casi una docena de flechas volaron hacia su objetivo, cada una como una serpiente que se abalanza sobre la pobre presa en la que había puesto sus ojos depredadores.

tintineo

Fue inútil... Todas y cada una de las flechas cayeron al suelo, ya sea astilladas o astilladas. Ninguno era lo suficientemente fuerte como para atravesar las defensas ilimitadas de la salvaguardia de su objetivo. El monstruoso ser bajó su escudo de torre y se rió entre dientes.

La mujer que había ordenado el lanzamiento de las innumerables andanadas chasqueó la lengua con molestia. Al ver su rostro normalmente tranquilo y sereno desmoronarse, los hombres a su alrededor apretaron con más fuerza sus armas.

' ¿Por qué no te mueres? ', gritó en su cabeza. Este fue el tercer intento de su escuadrón de romper las aparentemente interminables defensas del monstruo. '¡ No importa lo que intentemos, su maldito escudo sigue interponiéndose en nuestro camino! ' Ella cargó contra la bestia de una manera suave como la seda. Claymore en alto, trató de abrirse paso con fuerza bruta. Todos y cada uno de los intentos fueron en vano.

¡Adherirse! ¡Sonido metálico seco! ¡Clongk!

Un bloqueo, un desvío... Una parada.

El ser esquelético se precipitó hacia adelante. Bajó su núcleo y giró su espada hacia adelante. Intentó asestar un rápido golpe en la cabeza, pero los subordinados del humano interfirieron.

"¡ Rarghhhh! " Un miserable humano bloqueó su abrumador e implacable avance. Por supuesto, no era lo suficientemente fuerte para superarlo, no, no había ningún hombre capaz de tal hazaña presente. La patética excusa de un humano salió volando, se estrelló contra el suelo junto a un crujiente crshk .

' Maldita sea... Ya envié a Greg de regreso a Mondstadt, así que solo tenemos que sobrevivir hasta que llegue el refuerzo... Aún así, esta cosa... ¡Está jugando con nosotros! ' Sus cejas se fruncieron con disgusto, ' ¡Bastardo! '

"Capitán Eula-" La mujer antes mencionada desvió la mirada por un segundo, "-nuestros carcaj se están agotando-" La boca del hombre se tapó antes de que pudiera terminar la frase. Su cuerpo pasó volando junto a sus camaradas y se estrelló contra un roble cercano. La sangre brotó de su nariz y cayó al suelo. El líquido carmesí se arremolinaba en sus vías respiratorias y su cabeza palpitaba con el olor a cobre y el sabor del hierro.

Tristemente -y para desesperación de los demás, todavía estaba vivo-, con todas sus fuerzas, intentó sacarse de la boca la espada asombrosamente grande. Estaba perdiendo fuerzas, por lo que el esfuerzo parecía inútil. Sus amigos corrieron a su lado, tratando de consolarlo o ayudarlo en su esfuerzo. Gritos ahogados de pánico y confusión llenaron el vacío entre el escuadrón humano y el esqueleto de no-muertos.

Cuando todo parecía perdido, la espada desapareció de su boca como si nunca hubiera estado allí. La repentina desaparición del arma reveló una gran herida que se extendía de un lado al otro de su cara. (Se parecía a la sonrisa maliciosa de cierto miembro de las Escrituras).

"¡ Garghhthgh !" El hombre gritó en el desierto, el gran trozo de piel que alguna vez fue su boca y garganta se agitó como una gruesa loncha de jamón rebanado. Sus gritos lastimeros fueron interrumpidos cuando la herida comenzó a necrosarse. Sus ojos se pusieron en blanco hasta el epítome de su cabeza antes de caer al suelo, como una marioneta cuyos hilos habían sido cortados.