Amar y ser amada

Amar y ser amada (Marta)

Era el año 1980, una época en la que la sociedad era menos comprensiva y más intolerante hacia el amor que desafiaba las normas establecidas. Tenía 25 años cuando conocí a Juana, una mujer valiente y decidida de 27 años que luchaba en silencio contra las cadenas de un novio abusivo

Nos encontramos en un almacén del barrio, en medio de la rutina diaria de comprar ingredientes para cocinar. Desde el primer instante, sentí una conexión especial con Juana, una complicidad que trascendía las palabras y se manifestaba en gestos de apoyo y cariño mutuo. Nuestra amistad floreció en medio de risas, confidencias y complicidad, hasta que un día, en un momento de  valentía, nos dimos cuenta de que nuestro amor iba más allá de la amistad.

Descubrirnos mutuamente, explorar nuestros sentimientos y aceptar la profundidad de nuestro amor fue un desafío en una sociedad marcada por la homofobia y el machismo. Mantuvimos nuestra relación en secreto, temerosas de las represalias, pot el juicio de una sociedad que no entendía ni aceptaba el amor entre dos mujeres

Pero el destino tenía otros planes para nosotras. El novio abusivo de Juana descubrió nuestra relación, reaccionó con violencia, amenazando con separarnos, destruir nuestra felicidad. En un acto de valentía y determinación, decidimos escapar juntas, lejos de la opresión y el prejuicio, en busca de una vida donde pudiéramos amarnos libremente y sin miedo. Compramos un campito con la palta que teníamos ahorrada, construimos ahí nuestro actual hogar

A lo largo de los años, enfrentamos desafíos, superamos obstáculos y nos apoyamos mutuamente en un mundo que a menudo nos rechazaba por ser quienes éramos. En 2024, en un mundo más abierto y comprensivo, podemos expresar nuestro amor libremente, sin miedo ni restricciones. Aunque el tiempo ha dejado su huella en nosotras, estamos felices de ver cómo la sociedad ha evolucionado, permitiendo a personas como nosotras amar y ser amadas sin temor al rechazo o la discriminación.

Nuestro amor ha resistido la prueba del tiempo, la adversidad y la intolerancia, y hoy, en la plenitud de nuestras vidas, nos sentimos agradecidas por la libertad de amar y ser nosotras mismas, sin miedo ni vergüenza.

En mi vida, he sido testigo de la persistencia de la homofobia y el machismo, sombras oscuras que han marcado la historia de muchas personas que desafían las normas establecidas. A lo largo de los años, he visto cómo la intolerancia y el prejuicio han afectado a aquellos que buscan amar libremente, sin miedo

La ignorancia y el miedo han alimentado la discriminación, ka exclusión, creando barreras para la aceptación y la igualdad de todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género. En un mundo marcado por la desigualdad y la injusticia, la lucha por el respeto y la dignidad se ha convertido en una batalla constante muy necesaria.

He tenido el privilegio de participar en todas las marchas LGBT a las que he podido asistir, de alzar la voz y unirme a la comunidad en la exigencia de derechos y reconocimiento. Cada marcha, cada pancarta, cada grito de resistencia ha sido un recordatorio poderoso de la importancia de la solidaridad y la acción colectiva en la lucha por la igualdad y la justicia.

En un mundo donde la ignorancia y el odio persisten, es nuestra responsabilidad alzar la voz, educar, sensibilizar y trabajar juntos para construir un futuro más inclusivo y equitativo para todas las personas. Cada marcha, cada paso hacia adelante, nos acerca un poco más a un mundo donde el amor y la diversidad son celebrados y respetados, donde todas las personas pueden vivir libres de miedo y discriminación.

La historia de Juana y yo es solo una de tantas. Detrás de cada lucha por el amor y la igualdad, hay historias silenciadas, vidas perdidas por la homofobia. En nuestro amor y resistencia, honramos a quienes nunca pudieron amar libremente. Juntas, caminamos hacia un futuro donde la diversidad es celebrada y el amor triunfa sobre el odio.

- Marta