Amar y ser amada (Juana)

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En el año 1980, conocí a Marta en un almacén del barrio, y desde ese momento supe que mi vida cambiaría para siempre. Marta llegó como un rayo de luz en medio de la oscuridad de mi relación tóxica, con su amor y apoyo incondicional, me ayudó a liberarme de las cadenas del abuso, a encontrar la felicidad que tanto anhelaba.

Juntas, construimos un hogar donde reinaba la complicidad, la ternura y el respeto mutuo. Recuerdo una tarde en la que Marta y yo decidimos cocinar juntas por primera vez. Entre risas y desastres culinarios, descubrimos que nuestra conexión iba más allá de lo físico, era un lazo de amor y complicidad que nos unía en lo más profundo de nuestros corazones.

Cada día a su lado era una aventura, un nuevo capítulo en nuestra historia de amor y resistencia. Marta me enseñó a amar sin miedo, a ser valiente y a alzar la voz contra la injusticia. En sus brazos encontré el refugio y la fuerza para enfrentar los desafíos y superar los obstáculos que se interponían en nuestro camino hacia la felicidad.

Hoy, en 2024, Marta narra nuestra historia de amor y superación, celebrando juntas la victoria del amor sobre la adversidad. En cada mirada, en cada gesto de cariño, reafirmamos nuestro compromiso mutuo, nuestra promesa de seguir caminando juntas hacia un futuro donde el amor y la igualdad sean la norma, no la excepción.

Siempre voy a estar muy agradecida con mi querida Marta de que me haya ayudado a salir de esa relación toxica y abusiva, cuando decía que no me sentia bien con mi pareja me trataban de loca, pero, actualmente se y puedo decir que, el feminismo es nuestra voz de igualdad y valentía. En situaciones de abuso, físico o mental, no podemos quedarnos calladas. Debemos alzar la voz, pedir ayuda y exigir justicia. No permitamos que el silencio sea nuestra prisión, sino nuestra liberación. ¡Levántate, habla y lucha por tu dignidad y tu libertad!

- Juana

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