𝘊𝘈𝘗𝘐𝘛𝘜𝘓𝘖 001

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Me senté en el marco de la ventana pensando sobre mi vida, escondí mis leves alas detrás de la fina tela de mi traje, que en este caso tenía aberturas en las piernas que solamente me tapaba mi entrepierna, pecho y nada más, de color blanco con rayas doradas, la luna era de un color amarillo brillante, se veía grande como si estuviera chocando contra nuestro mundo. Escuché los pasos de alguien acercarse rápidamente por el bosque directamente a mi pequeña cabaña donde vivía, miré a mis lados y alguien me hizo caer al césped, era Dareck.

—"¡Hanna! Que bueno que te encuentro, nuestra ciudad está siendo atacada por los de Dortmund"—me levanté del césped.

—"¿Y que tengo que ver yo?"—fruncí el ceño.

—"bueno... Tú eres pequeña de cuerpo ágil, se que está propuesta no te va a gustar"—se quedó callado mirando el suelo.

Me Cruze de brazos mientras esperaba a que vuelva a levantar la vista y así fue, tragó saliva fuertemente antes de volver a hablar.

—"necesitamos que cruces al portal para ir a Dortmund y quizás poder abrir la gran puerta donde están los de los nuestros.."—me quedé en shock.

—"¡¿Estás loco?! ¡No!, ¿Y si el que gobierna ahí me mata?"—.

—"¡No pasará! Eres muy ágil y pequeña, por favor..."—se arrodilló al frente mío.

Miré a Dareck quien yacía pidiendo por favor que Cruze este portal para ir a la otra ciudad, ¡El Rey me va a matar si me ve en su territorio! Claro que no iré, está decidido y más que claro.

—"no Dareck, no voy a ir"—me senté nuevamente en el marco de la ventana.

—"Hanna, es por nuestra ciudad ¡Está siendo destruida! Por favor"—.

Me quedé callada, pensando en si hacer tal atrocidad que quizás pagaría por toda la vida, no quería que mi ciudad fuera destruida por completo pero tampoco quería ir al portal a abrir la gran puerta, decían que el que gobernaba ahí a todo aquel que ve queriendo abrir la puerta los mata o incluso los amontona con los otros, que miedo.

—"bien, me debes una grande Dareck"—suspire.




































































































(...)




































































































Caminamos despacio hacia el gran portal abierto que estaba a metros de nosotros, Dareck atrás mío cuidando mis espaldas pues habían de esas horribles personas con alas negras atacando nuestra ciudad. Veía el caos que se estaba haciendo, quizás mi ayuda sirva de algo después de todo, no lo sé, no sé cómo vayan a salir estos planes que tiene Dareck.

—"¿Voy a ir sola?"—le susurre a Dareck.

—"si, tu eres la que tiene cuerpo ágil y pequeño, no yo. Te deseo suerte, pequeña"—me dejó un beso en la frente.

Rodeé los ojos para ver a los lados, para mí suerte no había nadie a los lados ni cerca donde pudieran vernos y si habían Dareck se encargaría de ellos. El es fuerte, lo sé.



































Cruze el portal, ¡Lo hice! Si, ahora todo se venía a mi contra, había muchas personas con alas negras que me apuntaron con sus arcos para lanzarme flechas. Extendí mis alas dejando ver lo grandes que podían llegar a ser, me eleve rápidamente en el aire alejándome de los otros aunque me seguían persiguiendo, empezé a escuchar las flechas acercándose a mi por lo que empezé a moverme en distintas direcciones perdiendo de dirección a las flechas que querían hacerme daño. Empezé a moverme rápidamente confundiendo a las demas personas que me seguían detrás, me oculte en un árbol hasta verlos pasar a otras direcciones que definitivamente no iba a ir, tenía que hacer esto rápido.

Volví a elevarme en el aire hasta ver a lo lejos un gran castillo de un color negro oscuro con rojo sangriento, sonreí inconscientemente aumentando mi velocidad para llegar más rápido, parecía valiente pero esto me estaba dando miedo, todo era descolorido, solamente el color de las viviendas le daba color a esta ciudad al igual que el cielo, todos con sus alas color negro. Éramos distintas especies en las ciudades pero yo estaba acostumbrada a solo ver ángeles entre otras criaturas que habitan en mi ciudad, aquí habían otras especies que se me hacían raras, personas con brazos de un pulpo, otras con cuernos y cola de dinosaurio, otros eran unos simples zorros o perros como eran más comunes.

No me tardó mucho llegar a las puntas del castillo donde para mí suerte todo estaba despejado, o eso creía yo, me dejé caer en el suelo dejando hacer pequeñas mis alas para después caminar donde las escaleras hacia abajo, tenía que ser discreta, era en el último piso y estaba en el más alto de todo el castillo. Bajé escalón por escalón hasta llegar a otras escaleras, habían pocas personas vigilando, creo que era por lo de la destrucción de mi ciudad, mínimo me encontré a cuatro personas vigilando que no fue tan difícil dejarlas durmiendo en el suelo, nunca me había sentido tan fuerte en mi vida ¡Los había noqueado con unos simples golpes! Hasta yo misma me impresione, seguí bajando escaleras abajo donde encontré a otros dos vigilantes pero estaban casi babeando en el suelo, cuantas horas llevarán despiertos solamente para cuidar una puerta. Les dejé unos codazos que los dejo tirados en el suelo, con un poco de fuerza abrí una puerta donde vi un gran sótano, o eso parecía ser, habían decoraciones color rojo sangriento y lo demás colores neutros. Me dirigí a la gran puerta donde fui apuntada por dos guardias con arcos que esperaban en la entrada de la gran puerta para que nadie entrará, uno era un dragón y otro un ángel, levanté mis manos para hacerme parecer asustadiza aunque si lo era. Se acercaron levemente a mí y me inspeccionaron, a uno lo hice caer con mi pie y al otro le di un golpe en la nuca dejándolo inconsciente en el suelo, le di igualmente un golpe en la nuca al otro para que estén parejos y no me molesten en la orden que me dió Dareck, me acerqué lentamente a la gran cerradura, no creo que mi poder sea tan fuerte para poder abrir la cerradura pero tenía que intentarlo.

Hice movimientos circulares con mis manos hasta hacer unas grasas color morado donde después la puse encima de la gran cerradura, estirando las grasas con mis manos, la grasa ya estaba en toda la cerradura y después empezé a hacer fuerza, donde tenía que hacer cada vez mas fuerza para lograr romper la gran cerradura que era de metal brillante. Quedé así unos minutos hasta que sentí la presencia de alguien atrás mío, estaba segura de quien era pero tenía miedo a voltear, no quería hacerlo, si lo hacía me distraería y dejaría de forzar la cerradura, sentía unas grandes manos en mis hombros pero cerré los ojos aún forzando la cerradura.

—"¿Que crees que haces?"—una voz ronca atrás mío sonó.

No respondí, me sentía nerviosa, sentí como la gran mano recogió mi cabello dejando al descubierto mi nuca donde tenía el símbolo de mi ciudad, escuché un gruñido de su parte, el agarre en mi cabello se apretó más de lo que pensaba.

—"¿Quieres liberar a los esclavos? Eh"—

Sentí su otra mano levantarse, estaba apunto de tener impacto con mi nuca para dejarme inconsciente pero escuchamos un gran ruido, miré hacia abajo ¡Lo había hecho! Había roto el candado.

—"mierda"—lo escuché murmurar.

Sentí las puertas abrirse rápidamente, la gente salió corriendo del lugar haciéndome caer al suelo con el chico atrás mío, haciéndome caer encima suyo, sentí un golpe en mi nuca donde en segundos perdí la consciencia total. Mi vista empezó a ser borrosa, sentí como alguien me cargó en brazos apartándose de toda la multitud saliendo de la gran puerta, casi inconsciente pero con mi orden hecha, Dareck estará orgulloso de mí, espero volver a verlo.

𝙄𝙉𝙏𝙍𝙐𝙎𝙊 || 𝘉𝘪𝘭𝘭 𝘒𝘢𝘶𝘭𝘪𝘵𝘻 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora