CASS-¡Cass!, ¿me estas escuchando?-
La voz de Juli me despertó de lo que parecía un sueño estando despierta, no podía dejar de pensar en lo que había pasado esta mañana, mire a mi amiga y negue suavemente
-Últimamente has estado muy rara, ¿pasa algo?-
Preguntó aquella mujer pelirroja, mirándome, antes de que lograra responder el timbre nos interrumpió.
-Mi clase de ciencia comenzó, nos vemos Juli-
Dije, alejándome de mi mejor amiga. Durante la clase algo me obligaba a mirar por la ventana, no estaba segura de a quien o que era aquello que buscaba, las siguientes dos horas fueron una tortura, mi mente se alternaba entre mirar hacia el cristal o poner atención a la peor maestra de todas.
Después de que las clases terminaron salí lo más rápido posible intentando no encontrarme con Juli para evitar la oleada de preguntas sobre el porqué estaba tan rara. Cuando llegue a casa, como siempre, solo había dinero sobre la mesa junto con una pequeña nota
"Te dejé dinero para que compres algo de comer, no me esperes despierta tardaré mucho en llegar
Te quiere: Mamá"Nunca estaba en casa, la entendía, tuvo que criarme ella sola cuando apenas tenía 18 años, pero algunas veces extrañaba tenerla cerca, tome el dinero y salí de casa, comencé a caminar hacia una tienda para comprar algo que pudiera comer, casi no había gente en la calle, lo cual era raro ya que normalmente había personas transitando, al llegar a la tienda tomé una sopa instantánea y un jugo de naranja.
-¿Por qué parece que hay toque de queda?-
Pregunte, mirando a la mujer que me atendía, una señora de al menos unos 35 años, un amor de persona, la conocía desde hace tiempo.
-¿No te enteraste?, hace tiempo hubo un asesino reconocido, solo secuestraba a mujeres, últimamente han desaparecido algunas chicas cerca de esta área y nadie sabe nada sobre ellas-
Un escalofrío recorrió mi espalda, cerca y esta área eran dos palabras que claramente nadie queria escuchar mientras se habla de asesinos.
Salí de aquella tienda después de al menos cinco minutos y comencé a caminar de regreso a casa,sentía que alguien me seguía pero al mirar hacia atrás no había nadie, al llegar a mi hogar cerré las puertas con seguro y prepare mi sopa instantánea, cuando estuvo lista me senté en el sofá y comencé a mirar mi seria favorita, 2521, un kdrama hermoso pero doloroso, minutos después escuche como alguien tocaba mi puerta, me levante a revisar quien era y al mirar por la mirilla...
Nadie.
No esta loca, sabía lo que oía, volvi a sentarme en el sofá con los nervios a flor de piel, por un momento creí ver a alguien de reojo junto a mi, al mirar hacia es direccion, de nuevo, no habia nadie.-Tal vez solo estoy siendo muy paranoica...-
Me dije a mi misma, tratando de relajarme, pero ese intento de reconfortarme desapareció cuando una taza, que estaba en la cocina, callo a él piso, instintivamente corrí hasta mi habitación y cerré la puerta con seguro, al mirar hacia mi ventana me di cuenta que estaba abierta, "Nunca dejó la ventana abierta", pensé para mi misma. La puerta de mi habitación fue golpeada suavemente, luego más fuerte y luego parecía que alguien la estaba pateando, me recargue en ella y tape mis oídos, esto no podía ser real, no me podia estar pasando esto, no a mi, quince minutos antes estaba hablando con aquella mujer sobre un asesino serial y ahora mismo alguien estaba dentro de mi casa, no tenía manera de llamar a nadie debido a que, al correr, deje mi teléfono en el sofa, tenia tanto miedo que me quede sentada en el piso con mi espalda recargada de la puerta con la esperanza de que no la rompiera, mi cuerpo temblaba, las lagrimas comenzaron a recorrer mis mejillas, estaba aterrorizada.
Después de al menos diez minutos el sonido paró, todo estaba completamente callado, saque coraje de donde pude y cuando me asegure de no escuchar nada más que mi respiración, abrí un poco la puerta...
Nadie.
Suspire aliciada, comence a revisar con la mirada cada rincon de la casa, qun con miedo a salir por conpleto de mi habitación, segundos después noté una brisa golpendo mi espalda, "La maldita ventana", hable en mi mente, mire hacia atrás, encontrándome de frente a un hombre de mínimo unos 1.80 cm de altura, no veía su cara debido a que la cubría con una máscara, olía a tabaco.-Mala suerte, muñeca-
Dijo aquel hombre, antes de noquearme con un golpe.
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Estocolmo
FanfictionEl cielo y el infierno son tan parecidos que puedes llegar a confundirlos Los personajes de esta historia no son pertenencia mía a acepción de la protagonista NO ROMANTIZAR