CAPÍTULO 2

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Edad: 9 años.

Mi abuela siempre me ha dicho que soy muy obstinada para ser tan chica, que, cada vez que se me mete una idea a la cabeza.

No existe ser natural o espiritual que la saque de mi mente.

Y, mucho menos cuando soy retada.

En el silencio de mi cama, con ayuda de la luz que ingresa por una de las ventanas de la cabaña, puedo escribir mi plan para el día de mañana.

Comencé haciendo garabatos de la pista de mañana, todo comenzará después del desayuno —al menos media hora después para que no ocurran accidentes como: vomito—, se dará inicio a los famosos juegos del campamento.

La gran apertura será en el patio principal, cerca del tótem del campamento, luego de que los líderes de cada cabaña den su discursos motivadores—aburridos— uno de los dos que iniciaran los juegos, debe encender la hoguera, la cual, será apagada cuando concluya la competencia.

Veamos, yo no soy una atleta nata, ni nada por el estilo pero, si algo sé, es que soy buena trabajando bajo presión…

Bueno, no tanto.

Pero trato de darme ánimos, ¿vale?

De lo que si estoy segura es que, mañana lo daré todo y el resultado solo será uno: Yo ganando la primera fase de la competencia.

Sé que cuando se une el miedo, la presión social y la adrenalina, hago cosas que ni creía que era capaz de lograr.

Me concentro en el dibujo raro que hice de la pista de mañana.

Ya he visitado los lugares en secreto con Alysson y Ryan, así que, espero que eso sea suficiente información para poder guiarme en cada reto. Reposo el lápiz de grafito encima del cuaderno, para nuevamente tomarlo de inmediato y escribir en una esquina de la hoja:

Objetivo: Ganar.

Obstáculo: Joel.

Frunzo el ceño, al terminar de escribir ese tonto nombre…

Y recuerdo lo que ha dicho hace un par de horas atrás.

¿Cómo pudo decir que yo no soy una rival digna?

¿Acaso es tonto?

«Voy a demostrarle que soy la mejor rival que jamás tendrá» pienso.

Joel no me agrada.

Y el que el dijera eso, solo hizo que me agradara menos.

Es un tonto.

—Syd…

Estaba a punto de gritar, cuando escuche una voz a mi lado, pero, la dueña se encargó de cubrir mi boca para impedir que formara un escándalo.

Gisel aparta su mano cuando nota que la he reconocido y dice:

—Es media noche, Syd. Deberías estar durmiendo, y más tú que eres de nosotras a la que le toca dar inicio a los juegos—la morena se sienta frente a mí, su mirada desciende hasta mi cuaderno, ella evalúa los garabatos con su mirada y luego, me observa a mí, elevando una ceja— ¿Estas nerviosa?

Suspiro.

—Un poco.

—Lo harás bien, Syd.

—¿Y qué tal sino? ¿Qué sucederá si pierdo?

—Tendrás la oportunidad de ganar en los otros desafíos. No te preocupes por eso…

—Es que…ash—me tumbo en la cama, a observar el techo de la cabaña—, quiero ganarle…

¿Y si después es nunca?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora