continuación

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Al día siguiente, el sol se deslizó por el horizonte anunciando una nueva mañana. Brenda, la madre de Kevin, abordó el tema del cachorro desaparecido con una mezcla de preocupación y esperanza en su voz. Kevin, manteniendo una fachada de indiferencia, sugirió que el perro debía haberse escapado durante la celebración de su cumpleaños. Aquello no era del todo falso, pero ocultaba una verdad más siniestra.

Con el corazón cargado de inquietud, Brenda y Theo, el padre de Kevin, quien aún se recuperaba de una severa resaca producto de los excesos de alcohol durante la fiesta, salieron a buscar al perro por el vecindario. Durante casi una hora y cuarto, sus voces se entrelazaron con las de los vecinos, preguntando y llamando al cachorro por su nombre, pero sus esfuerzos fueron en vano. El perro no fue encontrado, y aunque para muchos esto fue una sorpresa, Kevin guardaba el oscuro secreto de lo que había sucedido realmente.

A medida que los días transcurrían, Kevin se enfrentó a una realidad que lo sacudió hasta la médula: el acto de quitar la vida, en lugar de provocarle remordimiento, había encendido en él una llama de satisfacción y felicidad扭曲. Aquello era un descubrimiento perturbador, un secreto que lo consumía desde adentro, mientras él imaginaba en silencio cuándo sería la próxima vez que podría alimentar ese deseo oscuro. Llevaba consigo esa verdad, una parte de su ser que nadie más conocía, mientras contemplaba en silencio el futuro y lo que éste podría depararle.

El Macabro Mundo De Kevin Where stories live. Discover now