- ¡Otro! ¡Otro! ¡Otro! - decían al unísono.
Mientras Danielle giraba los ojos al ver a su hermano mayor tragar y tragar seguidamente esa "bebida rara" como Danielle lo llamaba.
A un lado de la gran sala en la cual ocurría de todo, estaba Danielle Marsh, una joven de 17 años que acompaño a su hermano mayor de 20 años a una fiesta por el simple hecho de que estaba aburrida de siempre quedarse en casa. Aunque, ahora que lo pensaba, era mejor quedarse en casa escuchando música en vez de tomar la mala decisión de quedarse en un rincón jugando cualquier tonto video juego para matar el aburrimiento mientras que su hermano y el resto de la gente solo gritaban a todo pulmón.
Bufó al perder por quinta vez en el juego, separó los ojos de su móvil observando la sala en la que estaba ella y unas mil personas más. Nadie la veía y su hermano estaba demasiado ocupado cumpliendo los retos de sus amigos como para notar que se había escapado del bullicio.
Sigilosamente subió las escaleras de la casa, las cuales llevaban a una terraza bastante bonita, para su suerte no había nadie allí.
Se acercó a los barandales y observo que tan alto era, para su sorpresa no lo era tanto, así que de un salto llegó al suelo de ese callejón.
¿Como es que no se rompió las piernas? Fácil, meses de entrenamiento.
Prendió la linterna de su móvil y comenzó a escanear los muros, sintió gran emoción al ver que estos estaban garabateados con pintura por muchas personas.
Una de las pasiones de Danielle eran pintar grafitis con pintura en aerosol, era lo más genial.
Rebusco algo en los bolsillos de su sudadera y de allí saco una lata de pintura en aerosol, lo agitó comprobando que estuviera llena y luego comenzó a dibujar sobre el muro, hacia distintos garabatos para llenar su obra maestra, pero su dibujo principal era un conejo con lentes y pinta gansta, sonrió al ver que se veía más tierno que Cool.
Pero fue interrumpida cuando sintió algo brincar sobre su mano derecha, espantada, bajo la mirada, al ver que una araña estaba sobre su mano, quiso tirarla al suelo pero antes de hacerlo..
- ¡Ah! - la araña cayó al suelo y entonces Danielle la pisó, jadeando de dolor al sentir la picadura de aquel arácnido.
Observo su mano con horror al ver que esa picadura se parecía más a la de una víbora.
Comenzó a sentir un punzante dolor en todo el brazo derecho, y sus latidos estaban subidos de volumen, tanto que sus tímpanos comenzaron a doler también.
Esa cosa no era una araña normal.
O tal vez solo era muy venenosa.
Danielle se apoyo sobre el muro que había pintado, logrando manchar una parte de su sudadera, ya que la pintura aún no estaba seca. Pero no podía importarle menos, lo único que quería era ir a urgencias por el terrible dolor.
Y como si fuera por arte de magia, su dolor comenzó a disminuir hasta que desapareció por completo.
Algo sorprendida y confundida volvió a ver su mano, notando que algunas venas sobresalían mucho. Pero era tolerable, ya que su dolor por fin se había ido.
Suspiro tratando de entender que había pasado mientras sus ojos buscaban a la araña que había matado, tomó su móvil y encendió el flash de la cámara tomando una foto de ella.
Luego se encargaría de saber más acerca del arácnido.
Escucho unos pasos hacia ella desde arriba en la terraza. Guardo rápidamente su pintura y móvil en su sudadera cuando un chico apareció.