Malos entendidos

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Gabriel

Tenía que ocuparse del problema, ¿Por qué había dicho eso en primer lugar?. Levantó la cabeza súbitamente del escritorio, miró el reloj, faltaban diez minutos para que iniciará la siguiente clase.

“Diez minutos”

Pensó para si mismo, debería ser suficiente para…acabar con todo ese problema, si no. Levantó la mano para pedir permiso su profesora se acercó a él preocupada antes de susurrarle algo al oído.

—¿Estás bien?, ¿quieres que llame a tus papás?—Gabriel la miró de vuelta al tiempo que negaba con la cabeza, era verdad, no se veía nada bien, estaba más que desvelado, no había sido buena idea quedarse hablando con sus amigos hasta las tres de la madrugada, se sentía como si estuviera casi alcoholizado, ya estaba acostumbrado a ese tipo de desvelos, siempre procuraba dormir al menos unas cinco horas, pero ahora solo había dormido Tres…y con ello su vitalidad había mermado dramáticamente.

—No se preocupe, estoy bien, es solo que tengo náuseas, es por el cansancio de…los torneos ya sabe—eso era verdad, había estado corriendo desde el viernes ya que debido al próximo selectivo estatal, su entrenador los tenía pero bien cortos durante las clases, no supo de dónde saco fuerzas para seguir. Definitivamente lo iba a matar.

O el cansancio, o la tristeza.

—Esta bien, si necesitas algo más sabes que puedes decirme—él asintió, antes de caminar débilmente de su sitio para salir del salón y llegar hasta el pequeño patio donde Helena y sus amigas pasaban el receso , una vez ahí, se mojo el rostro con ayuda de un grifo qué se encontraba escondido entre la vegetación, buscando despertar, por fortuna el agua fría sobre su piel sirvió para hacerlo sentir un poco más fresco , más lúcido y con más valor para decir las cosas. Tomó su teléfono que había escondido hábilmente en la manda de su sudadera, y escribió un mensaje…a su mejor amiga…que diga, novia.

"Podemos hablar?"

Como siempre, ella tardó en responder.

"Ahora?"

"Si, Helena, por favor"

"

No tengo tiempo ahorita"

"Amor por favor..."

Nada...visto.

Se recargo en la banca del lugar, por fin podría eliminar esas maldita pelea y su consciencia quedaría libre de cualquier pecado, porque siempre había tratado de ser un novio impecable, perfecto, aunque esas malditas palabras dijeran lo contrario, porque, él no pensaba realmente eso de Helena, era de esperarse que estuviera molesta con él.
Sabía que no era su culpa llamar la atención, pero realmente, no le gustaba como Adrián la miraba y cómo ella solo siendo amable parecía corresponderle.

Realmente la extrañaba mucho.

Suspiro y volvió sobre sus pasos, directo al salón de clases, esperaba que ella aceptara verlo en su lugar favorito de toda la escuela, por eso había ido ahí en primer lugar, sin embargo, al recibir un rotundo no, solo pudo bajar los hombros y ocultar lo mucho que quería llorar.
Debía intentar algo más.
Para su buena suerte, hoy debían realizar un recorrido por toda la escuela, exponiendo algo sobre el calentamiento global, la verdad no podría importarle menos, solamente quería ver a Helena, como fuera posible.

Las clases exposiciones de ese tipo eran usualmente aburridas, pero es que en realidad no estaba prestando mucha atención en ese momento, su mente reproducía una y otra vez lo ocurrido hace semanas en la fiesta de su novia, seguía dándole vergüenza el hecho de haber caído tan bajo, por caer fácilmente en los celos, actuó como un loco.

Delirios Juveniles #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora