CAPÍTULO 6

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" El amor es una palabra, un pedacito de utopía"

Mario Benedetti.

Calypso

Estrategia

Desde que ha llegado no me ha dirigido la palabra y no sé porque y tampoco se lo pregunto. Ya tengo suficiente con todo lo que llevo en mi cabeza como para preocuparme de sus cambios de humor.

Si se ha tomado a pecho lo que le dije sobre nosotros me importa un bledo. Es lo que siento y no voy a ir en contra de mis necesidades y deseos para que esté contento.

Sentada sobre mi cama, sigo leyendo las revistas donde sale Hyperion Lancier con algunas de sus mujeres, las cuatro que he podido conseguir tienen el mismo título : " Señor Hyperion Lancier con su nueva conquista de momento" lo único que difiere son las fechas. La primera marca 23 de septiembre de 2017 y la última 2 de enero de 2020 que es la más reciente, precisamente de hace unos meses.

—¿Ya te has vuelto coleccionista de revistas o te has vuelta fan de este viejo?

Me giro a encararlo.

—No quiero pelear Daniel.

—Solo te he preguntado algo, ¿Dónde ves tú la pelea?

—Deja los juegos de palabras, que conmigo no van a funcionar.

—Vale. Lo reformulo de otra manera entonces, ¿Qué estás buscando en estas revistas?

—Nada que te pueda interesar.

—¿Puedes dejarlo para mañana? Ya son las 11 de la noche y tienes que dormir.

—No quiero que lo tomes a mal pero, ya me estás tocando los ovarios Daniel y no me está gustando para nada.

—¿Querer que descanse es tan malo?

—No lo estaría si te estaba dirigiendo a una niña, pero yo no lo soy— mi móvil suena y lo ignoro— y yo me sé cuidar sola, así que si quieres dormir hazlo tú, pero a mí, déjame en paz.

Vuelve a sonar y lo vuelvo a apagar con fastidio. ¿Que no entiende que no quiero hablarle?

—Sea la persona que te está marcando debe ser importante.

—¿También me vas a vigilar el móvil? ¡Eso es el colmo en serio!

Me levanto con el aparato en la mano furiosa y no sé porque exactamente. Me dirijo al baño para contestar.

—¿Sí?

—¿Por qué no has venido?

—¿Perdona?

El señor Lykos Lancier se cree mi dueño o que le está pasando.

—Habíamos quedado en vernos esta noche, ¿Por qué no has venido?

Cojo un poco de aire para no echarle toda mi frustración encima.

—¿Quedamos? No, quedaste tú solo, yo nunca te he dicho que sí.

—Pero, tampoco me has dicho que no.

—Sí pero, ¿Talvez podrías haber tomado este silencio como una respuesta negativa?

—¿He hecho algo malo para que estés molesta conmigo?

Ser el hijo de quien eres. Ay porque tiene que ser tan así, Dios mío.

—No, no has hecho nada.

—¿Entonces?

—No he podido liberarme para confirmar la cita, Lo siento.

LA RULETA NEGRA [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora