•Un amor incondicional• [TERMINADA]

•Capitulo 49•

Elena

Me despierto con un dolor de cabeza y tengo vagos recuerdos de lo que ocurrió anoche.

Pierce me dejó en la puerta de mi casa y vi a dos hombres con capuchas. Intenté abrir la puerta pero no pude, y a partir de ahí no recuerdo nada más.

Estoy sintiendo un intenso dolor de cabeza y me pregunto dónde estoy. ¿Acaso fui secuestrada?. Trato de moverme pero no puedo, no puedo ver nada.

Sólo logro escuchar, tengo los ojos vendados y las manos atadas, así que me sacudo para quitarme la venda y finalmente cae al suelo.

Me encuentro en un sótano, ¿cómo llegué aquí? El dolor de cabeza persiste y recuerdo el sueño que tuve, es exactamente igual.

—¡Auxilioooooo!—Mi voz se quiebra y mis muñecas me duelen. Todo está sucio y lleno de telarañas. ¿Por qué estoy aquí?—¡Pierce, ¿dónde estás?! ¿Mamá? ¿Papá? ¿Vero? ¿Cristi? ¿Osvaldo? ¡¡AYUDAAAAA, SAQUENME DE AQUÍ!! 

Es lo mismo que digo en mi sueño. ¿Por qué me pasa esto, Dios? Lucrecia, ella me hizo esto.

Escucho el sonido de unos pasos y el chirrido de la puerta al abrirse. Una chica de cabello anaranjado entra en la habitación y me mira con una expresión siniestra.

—Nunca saldrás de aquí, ¡me oíste! ¡Estúpida! Me quitaste el amor de mi vida y ahora pagarás por ello. Saldrás de aquí solo en una urna, ¡escúchame bien! —dice con una risa malévola.

¿Lucrecia?
¡Los sabía!

—Lucrecia, por favor, ¿por qué me haces esto? Déjame salir, por favor —le suplico.

—No, no va a venir nadie a salvarte. No importa quién venga, nadie va a encontrar tu cuerpo aquí —me responde con una sonrisa macabra mientras me golpeaba una y otra vez. Me siento impotente, atada de pies y manos, sin poder hacer nada para defenderme.

—¡Por favor, déjame ir, te lo ruego! ¡Pierce va a venir por mí, la policía también! —grito desesperada, tratando de encontrar una salida a esta pesadilla.

Pero ella continúa golpeándome y burlándose de mi sufrimiento, disfrutando de tener el control sobre mi destino.

—¡¿Estás segura?! Jajajajaja, ¡porque antes de que eso pase, estarías muerta y yo seré su único consuelo y será solo mío, ¿entendiste?!

—¡Estás demente! ¡Loca, locaaaaaa! —le grito mientras se acerca de nuevo a mí y me vuelve a cachetear más fuerte.

—¡Cállate! ¡Estúpida, yo no estoy loca!

—Entonces, ¿cómo se le llama a las personas que secuestran a otras, ¿cómo?

—Solo estoy eliminando una plaga, nada más, dice irónicamente. Este es el lugar que te mereces, aquí estás entre las ratas. Así eres tú, una rata que debe ser exterminada jajajaja, —y actúa como si se fuera, dejándome aquí sola.

—No, ¡no me dejes aquí! ¡Auxiliooooooo!

—¡Ya me tienes harta, cierra esa maldita boca! —Y se acerca a mí de nuevo colocándome una mordaza en la boca. —Así, calladita jajaja.— se aleja y cierra la puerta tras de sí, asegurándose de que esté bien cerrada.

Ahora, con la boca tapada, intento pedir ayuda como puedo. Me acuesto en el suelo frío, sintiendo la urgencia de escapar de este lugar. No puedo esperar a que alguien venga a rescatarme, ya que ella está loca y podría matarme antes. No puedo creer que sea capaz de hacer algo así, realmente ha perdido la razón y necesitan detenerla.

Ahora Elena, debemos pensar cuidadosamente en lo que haremos.

Siento que ha pasado mucho tiempo y realmente tengo hambre. Seguro esa bruja loca me hará pasar hambre.