Pollo, Miedo y Amor....¿Carlos?

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Cuando los ojos de un joven Max captaron la presencia del piloto de formula uno Sergio Pérez su corazón se aceleró, sus mejillas se pintaron de un rojo intenso y el ruido de alrededor desapareció en ese momento solo existían ellos, para el muchacho toda persona se esfumo y en ese cuadro justo solo estaban ellos separados solo por un paso, el joven rubio volvió en sí cuando fue tocado del hombro y la voz de su padre se escuchó a su espalda "Vamos Max, tenemos que prepararnos." En ese momento la meta del joven Verstappen se remarcó con entusiasmo llegar a la formula uno.

Tiempo después Max llegaba a edad temprana a la parrilla de pilotos con la escudería Toro Rosso a la máxima categoría y consigo la llama se volvió a encender cuando ahora un experimentado Sergio le daba la bienvenida, para sorpresa del joven Verstappen su amor platónico aun no tenía una relación amorosa y con la ilusión de que Pérez lo estaba esperando sus carreras fueron todo un espectáculo en potencia y en poco tiempo ya tenía un pre contrato con la escudería Red Bull solo tenía que mantener el ritmo que mantenía y cuando Horner estuviera lo suficientemente convencido que su ritmo no bajaría lo subirían a la escudería principal.

—Por favor Carlos — Las suplicas y llantos podían escucharse en toda la habitación — Tú te llevas muy bien con él.

—Max acéptalo y ríndete con Sergio — Escuchar a mi compañero llorarme por pasarle el número de mi hermano me hacía divertido el día.

—Anda Carlos, eres su mejor amigo y con el único que me llevo más de la parrilla, no sé cómo hiciste para conseguir su número pero lo necesito — Junte mis manos y coloque una cara de perro a medio morir tratando de conmover el corazón de mi compañero.

Carlos miro a su compañero con una cara neutra analizando los sentimientos del rubio debatiéndose entre creerle o no, sabía que Max tenía un amor platónico hacia su hermanito pero el corazón del joven Verstappen era tan impredecible como su dueño, muchas veces vio a su compañero besarse con diferentes chicas o en su defecto hacerlas llorar al negar algún tipo de relación. Pero entonces antes de negarle una vez más el número de su Sergio una idea cruzo por la cabeza del castaño sonriendo de oreja a oreja.

—Está bien Max, te pasare el número de Checo —Los ojos del muchacho brillaron de alegría.

— ¿Enserio Carlos?— Pregunte con tonos de alegría en mi voz.

—Claro que sí, me convenciste con tu cara de perro atropellado — El ceño del rubio se volvió de confusión ante lo dicho por su compañero pero antes de poder reclamar algo, el castaño alzo su dedo índice deteniendo cualquier reclamo de su compañero — Pero, no puedes llamarlo, ni mandarle mensaje hasta que yo te diga, entendiste.

Max no quedo del todo convencido de aquella propuesta, teniendo ya el número de Sergio sería imposible no mandarle algún tipo de mensaje, el joven sabía que si le decía que no, Carlos no se lo daría pero si le decía que sí, él no cumpliría.

—Tengo una mejor idea, te lo daré cuando se el tiempo indicado.

—Y no pondrás excusas alguna — Le dije apuntándolo con mi dedo.

—Sin excusas Max, te doy mi palabra.

—Bien, entonces acepto — Ambos chicos cerraron el trato con un apretón de manos, uno pensando en que sería épico cuando llegara el momento de ver la cara de Max en su total color rojo y el segundo sintiendo la emoción de su pecho hasta su garganta, ilusionado ante la posibilidad de por fin acercarse a su futuro novio.

En el transcurso de los días y de las semanas Max encontró toda manera de acercarse a Sergio y por su parte el mayor felizmente empezaba una agradable conversación con el más joven, poco a poco Max creía que Checo empezaba a tener sentimientos por él y esa chispa de esperanza hacia tan feliz al rubio, felicidad y esperanza que demostraba cada que se subía a su monoplaza gobernando en la pista entusiasmando al líder de la escudería Red Bull.

MIJN LEVENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora