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Mientras los espectadores solo ven lo que quieren ver, Jimin sonríe a Paulo. Es que es inevitable él hace que las sesiones sean animadas y muy entretenidas, algo complicadas para él, ya que sabe lo grave que está Angélica, así que trata de animarlas. Al terminar, Jimin las lleva al coche; Paulo sale a despedirlas, ya que él ayuda a llevar a Angélica.

—Muchas gracias, doctor. —Es un placer verlo. Yo espero verte pasado mañana; será una grata compañía —le dice él con una sonrisa hermosa, llena de hoyuelos que lo hacen lucir muy guapo.

Un sonido molesto, emitido por Ramsés al carraspear su garganta, da aviso para que se alejen.

—Lo siento, debo irme. Nos vemos pasado mañana, doctor. —Hasta pasado mañana.

Sube a su coche. Sabe que la conexión fue inmediata. Paulo admira lo hermoso e inteligente que es, mientras que Jimin admira lo guapo, amable, educado e inteligente que es Paulo; es un gran partido si estuviera solo. Un amor para el futuro, quizás.

Ramsés lo lleva al centro comercial, donde se adentra en varias tiendas para comprar ropa decente, lo que a él le gusta usar: ropa interior, perfume, cremas, todo lo que necesita. No gasta demás y pide factura de todo. Al terminar, se adentra en una librería; compra varios marcadores, cuadernos y lápices para dibujar, quiere tener con qué entretenerse mientras permanece encerrado. Al terminar, sube al coche; lleva consigo un traje hermoso color vino tinto, con un pantalón ajustado que hace que se marquen sus piernas y lo hará lucir hermoso. Está emocionado por dibujar; sus diseños son lindos, pero prefiere mantener todo en secreto. Hace meses se pausó, solo espera una vacante disponible para poder empezar a trabajar y devolverle a Jungkook todo lo que ha gastado.

Al llegar a casa, Jungkook no está, así que toma sus cosas, las sube a la habitación; él mismo ordena todo y hace de su cuarto una guarida. Seguramente Jungkook no vendrá, así que acomoda todo en la habitación y se sienta a dibujar.

Al ser las 5 p.m, toma una ducha, se cambia colocándose su pijama sexy. Cuando lo nota entrar a la habitación está lleno de sangre; sus manos rojas y el aspecto enojado lo hacen caminar a la cama. Se sube en ella, alejándose de su paso. Está claro que un solo movimiento acabaría con él.

Jungkook, tras verlo marcharse, toma una ducha.

Pero, ¿qué pasó? ¿Por qué él estaba así?...

Unas horas antes...

Se prepara para salir cuando los disparos en el área superior lo hacen cambiarse de prisa. Una emboscada de su peor enemigo: lo atacan sin piedad, tratando de recuperar los diamantes que tiene en su bóveda secreta, la cual debe enviar a Estados Unidos.

En unas semanas está siendo amenazado su trabajo de meses. Toma su arma y dispara a los hombres uno a uno. Nam, quien apenas puede caminar, se mueve para protegerlo. Todos sus hombres, uno a uno, van cayendo, y es que no tiene salida. Se dispone a matar gente sin piedad; saca el demonio que lo invade.

—¡Señor, debe irse! ¡Debe huir!

—No, no. No soy hombre que retrocede ni se esconde. ¡Vamos, muévete!

—¡Llévenlo al otro búnker! —ordena Jungkook, sacando su arma. La dispara para defender lo que le pertenece.

—No, señor, no me iré. Lleven todas las camionetas rápido. Vamos, saquen todo de aquí.

Nam toma su arma y defiende a Jungkook con su vida; es como su hijo, lo vio crecer y lo ayudó a formarse. Sabe sus secretos y por qué se volvió tan frío, un hombre de armas tomar, un demonio codicioso por el poder y el control.

Una masacre se ve en las bóvedas mientras Jungkook y sus hombres defienden el lugar, mientras sacan toda la mercancía; no dejan nada, tampoco hombres vivos. Jungkook, lleno de ira, toma la cabeza de uno de los hombres y la parte de un estruendo. Matar a personas se vuelve más fácil cuando está en una balanza tu vida...

En una balanza, tu vida o la de ellos. Uno de los hombres toma un cuchillo y le corta el músculo de su hombro. Franco se levanta descargándole su arma, y cuando nota que no queda a nadie más que matar, corta su camisa y se hace un vendaje, saliendo del lugar. Sube a su camioneta al encuentro con Franco. Él le cuenta lo sucedido en la clínica, contando la versión de su historia, puesto que para él es evidente que a Jimin le gustó el doctor. La información termina de sacarlo de quicio; está aún sumergido en la ira.

Al llegar a casa está cubierto de sangre. Trasladan a Nam a descansar en su habitación, mientras que Jungkook sube a la suya, la cual luce diferente, hasta huele diferente. Es que Jimin se instaló en ella y su aroma es exquisito.

Entra a la habitación, lo nota correr, aún piensa en lo que le dijo Ramsés, pero no se lo dice. Se mete al baño a tomar una ducha.

Jimin espera atento a su reacción. Al salir, sangra mucho de su brazo. Jimin lo ve tratar de curarse y se levanta para ayudarlo. Le da pánico la sangre, sin decir nada toma un algodón y alcohol, se acerca a él, quien lo observa detenidamente. Toma su brazo con delicadeza para limpiarlo.

La toalla que cubre su hombría está manchada de sangre, así que Jimin se limpia un poco las manos con ella para tomar el vendaje y colocárselo. Le venda la herida, trata de alejarse, siendo tomado por las caderas por Jungkook, quien lo acerca a él, haciendo que se sienten sus piernas para mirarlo a los ojos.

—¿Qué te pasa? ¡Suéltame! —dice, notando que aún está muy enojado.

—Escúchame bien, Jimin. Tú eres mío y nadie puede tocarte excepto yo. Espero que lo entiendas porque no dudaré en matar a aquellos que se atrevan a intentarlo. ¿Te queda claro?

UN ESPOSO  PARA UN MAFIOSO--- CORRIGIENDO....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora