Gonzalo levantó su espada, su mirada fija en Gabin. La joven ladrona, con su arco y flechas listas, no mostró signos de temor. El rey y la ladrona estaban a punto de enfrentarse, cada uno convencido de su superioridad.
— ¿De verdad crees que puedes vencerme? —Gonzalo se burló, girando su espada con destreza.
— Creo que nunca has enfrentado a alguien como yo —replicó Gabin, con una sonrisa desafiante.
El primer movimiento fue de Gabin. Con un rápido movimiento, lanzó una flecha hacia Gonzalo, quien la esquivó por poco, su capa ondeando a su alrededor. Sin perder el ritmo, el rey avanzó, su espada buscando a la joven arquera. Gabin saltó hacia un lado, disparando otra flecha en el proceso. Esta vez, Gonzalo la bloqueó con la espada, el impacto resonando en el claro del bosque.
— Eres rápida, pero no lo suficiente —comentó Gonzalo, lanzando un corte diagonal que Gabin apenas pudo esquivar.
— Tal vez deberías concentrarte más en la pelea y menos en hablar —respondió Gabin, lanzando tres flechas en rápida sucesión.
Gonzalo giró sobre sí mismo, desviando dos de las flechas y esquivando la tercera por un pelo. A medida que la pelea continuaba, ambos se movían con gracia y precisión, como si estuvieran danzando una mortal coreografía. Cada golpe de espada era respondido con una flecha, cada esquiva con un contraataque.
Finalmente, después de varios minutos de intensos intercambios, ambos comenzaron a mostrar signos de agotamiento. El sudor perlaba sus frentes y sus respiraciones se volvían más pesadas.
— Esto no lleva a ningún lado —dijo Gonzalo, jadeando—. Estamos igualados. ¿Qué tal si negociamos?
Gabin, viendo la lógica en sus palabras, bajó su arco.
— Muy bien. ¿Qué propones?
Gonzalo guardó su espada y extendió una mano.
— Te permito quedarte en el castillo bajo mi vigilancia. En lugar de ser enemigos, seremos aliados. Tus habilidades pueden ser útiles para mí y para el reino.
Gabin, evaluando sus opciones, asintió lentamente.
— Acepto, pero no esperes que me someta sin más. Seré tu aliada, pero no tu súbdita.
Gonzalo sonrió, impresionado por su valentía.
— Trato hecho. Vamos, te llevaré a mi castillo.
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Esté solo es el comienzo de su historia, no te pierdas lo que pasará después! 😁
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Amor en el Claro Bosque
RomanceEl rey Gonzalo es conocido por ser vanidoso y autoritario, mientras que Gabin es una ladrona astuta y egocéntrica con gran habilidad para el arco. Sus destinos se cruzan en una feroz confrontación, llevando a una inesperada amistad de dos años. Pero...