Tenía la tele prendida
la ciudad estaba cubierta de humo
leía de la novela
de un laureado autor turco.
En ella la nieve caía
como no lo hacía
en esta cálida tierra.
Lo describían aquellas letras.
Alrededor todo explotaba
Crack, snackle, pop
y en mi cabeza brotó una idea:
¿qué se sentirá recibir una bala
justo en medio de los ojos?
o mejor, ¿qué se sentirá pescarla
justo a mitad de su vuelo?
¡Cómo saberlo!
Sentir que te quema
la bala la piel
sentirla bullir
al contacto del plomo.
En la tele un dizque rojo
hablaba de Avándaro
Valle de Bravo
(güey)
Terminé de leer la reseña
de esa novela y toda su nieve
la política apesta
hiede
y la frase lapidaria
surgió del cartón dominguero
"Vieja,
pedí prestado para comprarte las uvas"
y siguió el puñetazo
"Y vas a seguir pidiendo
para cumplir mis deseos".
¡Feliz año nuevo!
Se oyó gritar a la gente
apagué la tele
salí de mi cuarto y fui abajo,
Mi madre terminaba la cena
le pedí que me abrazara
ella extrañada preguntó el porqué
Estuvo tan ocupada
No tenía idea de la hora
Mejor
Le dije que no sabía lo que venía
Ni cuánto más nos habríamos de tener
"¡Porfa permanezcamos vivos!"
Ella me dio la razón
