No juegues con fuego si no quieres quemarte

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Yoongi dejó a un lado su celular, suspiró buscando intentar encontrar la razón del por qué había aceptando la inusual propuesta de Jungkook, pero la respuesta era simple: cuando se trataba de él, su paciencia era bastante flexible y su cordura nula. Jungkook se encontraba estirando el hilo que los unía y él no ponía resistencia, poco a poco se estaba acercando para saciar su anhelo y necesidad del pelinegro.

Caminó hasta su habitación, cruzó la puerta con el corazón martilleando en sus oídos y observó al menor recostado boca arriba en la cama, se estaba cubriendo los ojos con el antebrazo respirando agitadamente y Yoongi se quedó parado a un costado. El contrario descubrió su rostro y le observó, su labio inferior temblaba y sus ojos tenían el brillo de las lágrimas en ellos. Yoongi empujó su lengua contra su mejilla y entreabrió la boca resoplando para ocultar su risa nerviosa y habló:

—Ya vete y no juegues con fuego si no quieres quemarte-— Entró al sanitario sin darle oportunidad al otro de responder, necesitaba calmar el calor de su cuerpo con agua helada, ansiaba deshacerse de sus promiscuos pensamientos.

Se desnudó rápidamente y entró a la regadera soltando un jadeo ahogado cuándo el frío erizó su piel. Cerró sus ojos y apretó los puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos, encajando sus uñas en las palmas de sus manos, intento borrar con el agua el recuerdo de los labios de Jungkook y fracasó, el dulzor de ese chico era incomparable y ahora se encontraba presa de su encanto.

La excitación amenazó con burlarse de él, por no poder ser saciada con el cuerpo de aquel pelinegro de ojos hermosos. Se giró hacia el chorro de agua, el suave golpeteo de éste sobre su rostro le hizo suspirar, recargó su frente en el frío mármol y quisó gritar. Todo en él dolía, dolía contenerse tanto y dolía aún más que el amargo recuerdo de Yijeong.

— Estoy jodido...-— Dejó caer su mano junto a su entrepierna, dispuesto a saciar su oscuro deseo.

Se sobresaltó al sentir unos brazos redeandole de la cintura, guió a sus ojos hacia allí y jadeó complacido al ver los tatuajes de Jungkook sobre él, siendo uno. Inclinó su cabeza hacia atrás, recargadose en el pecho contrario, viéndole a los ojos, el menor tenía una mirada que jamás había visto en él, se giró con rapidez empujando al pelinegro contra el mármol. Yoongi era un incendio, su piel ardía y sentía que se quemaría si no se perdía en esos labios de inmediato.

Dejó de pensar cuándo sintió contra sus labios esa exquisita suavidad que le había acariciado con anterioridad y la plenitud que experimentó al sentir la piel desnuda de Jungkook contra la suya no podría ser expresada con palabras tan mundanas, no quisó pensar, ansio desconectarse y entregar todo de él a embriagarse con el cuerpo contrario.

Pegó lo más que pudo su cuerpo contra el del pelinegro, sintiendo como sus erecciones gritaban de lujuria contra sus vientres, recorrió con sus fuertes manos la piel contraría, aunque ardía de ansias Yoongi quisó grabar ese hermoso cuerpo en su memoria, así que se demoró en cada caricia y posó con fuerza sus delgados dedos en cada curva y en cada trazo de los tatuajes. Jungkook había iniciado todo pero él tenía el control y eso le encantaba, pues estaba extasiado de por fin liberar todo el maldito deseo contenido que calaba en sus huesos.

Mordió el labio inferior del chico haciéndole gemir y flaquear, evitó que él cayera al suelo gracias al agarre que ejercía contra su cintura. Lamió las comisuras de sus labios sintiendo el sabor metálico del piercing de Jungkook contra su lengua y bebió del agua de su cuello al chupar con fervor.

— Abrázame del cuello— ordenó con voz rasposa.

Jungkook obedeció y Yoongi deslizó una mano en la entrepierna de éste, comenzó a acariciar su dura erección y pasó su pulgar por su punta sintiendo líquido, sonrío complacido y movió su mano para estimularle, al principio fue con lentos movimientos apretando ese caliente miembro que palpitaba con cada roce y después de que los gemidos del pelinegro se intensificaron, incrementó el ritmo y los temblores en ese músculoso cuerpo se hicieron presentes.

𝕊 𝔼 𝕍 𝔼 ℕ | Yoonkook AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora