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La multitud se agrupaba al centro del mercado, los gritos de desesperación de un amigo, un hombre conocido por todos los presentes resonaba en el lugar.

Una niña de inocente mirada y cara soñadora se acercaba lentamente, abrumada por los llantos desgarradores de aquel sujeto.

La multitud enmudecía y se petrificaba, nadie sabía qué hacer, el hombre de la nada empezó a gritar.

La niña se abría paso de las personas, estatuas que miraban al hombre, decidida y con la capucha sobre la cabeza.

Manteniendo la distancia pero acercándose lo suficiente empezó a recitar aquellas palabras estudiadas pero nunca puestas en práctica hasta ahora.

Las pupilas se le oscurecieron y la piel se le empalidece unos cuantos tonos.

El hombre ya no grita.

El hombre ya no llora.

La multitud empieza a cobrar vida otra vez.

La niña ya no está.

El hombre tampoco.

K.GB2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora