Único

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—¡Vamos Max, tú puedes hacer más que eso!

—¡Yuki, no estás ayudando!—Grito el alfa intentando esquivar todas las flechas del circuito que el omega había creado para entrenarlo.

—¡Cuidado!—Max se giró pero fue demasiado tarde, terminó impactando con la bolsa llena de arena.—¿Estás bien?—Yuki se acercó a él preocupado.

—Para nada.—Respondió en un murmullo mientras aún seguía en el suelo.

—Creo que es suficiente por hoy.—Le ofreció su mano para que se levantara pero el más alto la rechazó.—¡Oye, no es mi culpa que no te cuides la espalda!

—Pues para eso eres precisamente tu, para cuidarme la jodida espalda.—Bufo molesto, caminando hacia la pequeña cabaña cerca del circuito.

El omega de piernas cortas solo lo siguió sin decir nada. Algo extraño en él, Max lo miró como si tuviera algún tipo de enfermedad.

—¿Qué? ¿Tengo algo en la cara?—Preguntó Yuki tocando su rostro.

Max negó en respuesta y entrecerró sus ojos con curiosidad.—¿Qué estás escondiendo, Tsunoda?

El omega se echó a reír ruidosamente al escuchar la pregunta de Max.—Soy demasiado obvio.—El rubio asintió.—Bueno, mañana será la primera vez que vayamos a buscar una pelea real.—Anunció con una sonrisa.—Un paso más cerca a que te conviertas en un héroe de verdad.—Chocó su puño contra el hombro del más alto.

Max sonrió, cambiando totalmente su estado de ánimo.

Por fin, algo de acción real, estaba cansado de pelear con los muñecos de trapo que Yuki hacía.

Pero, ¿por qué hacía todo eso? Bueno, hacia 4 años había descubierto que no era el hijo biológico de sus padres mortales, sino, que era el hijo primogénito de Zeus. Al descubrirlo, emprendió un viaje en busca de respuestas, en el cual su padre, Zeus, le dijo que tendría que ganarse el lugar en el Olimpo que se le había arrebatado. Desde ese entonces ha entrenado duro para poder ganarse su lugar junto a todos los dioses, tal y como le corresponde.

Conoció a Yuki en el camino, el omega había entrenado a otros héroes en el pasado, aunque ninguno había logrado ser el más fuerte de todos. Así que, a cambio de que lo entrenara, Max le dijo que haría que los dioses le dedicaran una constelación en su honor.

...

—¿Y a dónde vamos exactamente?—Pregunto Max, algo cansado de tanto caminar sin saber el rumbo.

—A Tebas.—Respondió Yuki dirigiendo el camino.—Es una ciudad con muchos problemas, sería bueno para...

—¡Ahhhhhh!

El agudo y estruendoso grito proveniente del bosque desconcertó a ambos chicos, se miraron fijamente y Max sonrió. La acción había empezado.

—Eso suena a un O.E.A, ¡omega en apuros!—Yuki se sobresaltó y corrió detrás de un apurado Max, sediento por luchar.

Se hicieron paso a través de los tantos arbustos, divisando a lo lejos un omega castaño que huía de un gigantesco minotauro.

—¡Déjame en paz, maldito alfa!—Grito el omega antes de tropezarse y ser atrapado por la gigantesca mano del monstruo.

—Así me gustan los omegas, con mucho carácter.—El feo monstruo se rio disfrutando por fin haber atrapado al chico.

Max sintió a su alfa gruñir al ver al omega ser tocado.

—Recuerda, no actúes sin antes un plan, no debemos...—Yuki giró su cabeza hacia Max y se asustó al ver como el alfa no estaba a su lado, sino camino a la acción.

—¡Alto ahí!—Dijo Max, haciendo que tanto el  minotauro como el omega lo miraran.

—Lárgate de aquí, enano.—El minotauro dio unos pasos hacia Max y inclinó su rostro hacia él.

—Te sugiero que sueltes a ese...

—No ayudes, niño.—Habló el castaño omega intentando salir del puño del monstruo.

—...Omega. ¿No eres un omega en apuros?—Preguntó Max algo confundido.

—Soy un omega.—Hizo un esfuerzo para zafarse.—Estoy en apuros.—Otro esfuerzo más.—Y no te necesito.—Dejó de intentarlo y se recargó en el puño del monstruo.—Esfúmate.—Le mostró una sonrisa coqueta.

Max carraspeó un poco.—Bueno, como no quiero escucharme.—Max desenfundó su espada.—Creo que...—No pudo terminar de hablar ya que un fuerte golpe en la cara que lo dejó totalmente desorientado.—¿Ah, qué?—Balbuceo intentando recomponerse.

—¡Usa tu espada!—Ordeno Yuki aún detrás del arbusto.

Max acató su orden, tomando la espada que había caído a centímetros de él. El monstruo parecía no haber notado que se había recuperado, pues seguía riendo y intentando tocar y besar al omega que como podía esquivaba cada toque. Tomándolo desprevenido, clavó su espada en el estómago del cuadrúpedo provocándole una muerte algo lenta y dolorosa.

—¡Así se hace, chico!—Felicito Yuki, saliendo por fin de su escondite y abrazando a Max.

—Gracias, Yuki.—Sonrió.

Alzó su mirada buscando al omega, el cual después de haber caído al piso al ser liberado del monstruo se dirigió a un río cercano para poder arreglarse un poco, todo esa escena había arruinado completamente su ropa y cabello.

—¡Pero a la próxima no te distraigas solo por un...!

—Claro, si, si.—Max lo interrumpió pasando de él y acercándose al chico castaño inclinado un poco hacia el río escurriendo su pelo.—Ahmm, ¿puedo ayudarlo señorito?—Pregunto tímidamente.

—Sergio.—El omega se irguió haciendo que su cabello soltara algunas gotas.—Mis amigos me dicen Checo, o bueno lo harían si los tuviera.—Escurrió una de sus sandalias y se la entregó al alfa para que la sostuviera por él.—Y tú, ¿tienes algún nombre aparte de esos enormes pectorales?—Analizo al alfa de arriba a abajo logrando que este tragará en seco. Volvió a inclinarse para lavar su otro calzado.

—Ahmm, bueno yo.—Max balbuceaba nervioso, como si fuera la primera vez que intentara hablar. Checo lo miró divertido y sonrió evitando reírse.

—¿Siempre eres tan divertido?—Preguntó arrebatándole su sandalia de las manos y caminando a una roca cercana para sentarse y calzarse.

—¡Max! Mi nombre es Max.—Por fin respondió siguiéndolo de cerca.

—Creo que prefiero fortachón.—Le sonrió coqueto.

—Ah y, y, ¿no necesitas compañía a dónde vayas? Puede ser algo peligroso.—Sugirió el alfa ansioso.

—Gracias por la sugerencia Maxie, pero no tienes que preocuparte.—Se acercó al alfa y le sonrió.—Soy un chico fuerte.—Flexiono su brazo mostrando su pequeño músculo.—Me ato las sandalias yo solito.—Le guiñó un ojo y dejó un beso en su mejilla antes de alejarse.—Hasta la vista, fortachón.—Hizo un gesto de despedida con sus manos antes de desaparecer entre los árboles.

Max solo se quedo en su lugar embobado por aquel lindo omega.

—Vaya...—Murmuró bajo.—¿Visto eso, Yuki?—Pregunto sin apartar la vista del bosque.

—Desgraciadamente si.—El omega pelo negro pasó una mano por su rostro apenado por lo que acababa de ver.

Tal vez debería entrenar a Max para tratar con omega también.












Un pequeño One-Shot de no más de mil palabras inspirado en la película "Hércules" de Disney.

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⏰ Última actualización: Jul 01 ⏰

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Omega en Apuros [Chestappen OS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora