El Renacimiento de la Luz y la Sombra

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En el corazón del vasto y enigmático bosque de Karmaland, existía una cofradía de hechiceros, conocida por su sabiduría y poder ancestral. Liderados por un hombre muy severo y sabio, su único hijo, Vegetta, era el orgullo de la cofradía. A pesar de su juventud, había demostrado ser un hechicero talentoso, con un corazón muy noble y una determinación inquebrantable.


Cada década, la cofradía realizaba un ritual crucial para fortalecer el sello que contenía a una antigua divinidad oscura, Foolish, aprisionada en un monumento de piedra. Foolish había sido venerado como la deidad del renacimiento, hasta que una tragedia lo condenó a ser malinterpretado y temido. Esta vez, el ritual recayó en los hombros de Vegetta, quien, con manos temblorosas, pero con un corazón firme, se dispuso a cumplir con su deber.

La noche del ritual, el aire estaba cargado de una tensión palpable. Los hechiceros se reunieron alrededor del monumento, susurrando conjuros en una lengua antigua. Vegetta avanzó hacia el centro, donde el sello brillaba tenuemente. Tomó una profunda respiración y comenzó a recitar las palabras del conjuro. Pero, una chispa de duda cruzó su mente, y su voz titubeó.

De repente, el sello se rompió con un estallido de energía oscura. Foolish, con sus ojos brillando con un resplandor rojo y maligno, quedó libre. La cofradía, presa del pánico, vio cómo su pasado oscuro yacía desatado frente a ellos.

"¡Rápido, Vegetta! ¡Debes detenerlo!", gritó su padre.

Vegetta, con el corazón pesado por el error cometido, lanzó un hechizo destinado a paralizar a Foolish. Una luz brillante envolvió a la oscura divinidad y, para sorpresa de todos, Foolish cayó al suelo, desmayado.

Vegetta se acercó cautelosamente y, al ver la vulnerabilidad en el rostro de Foolish, sintió una punzada de compasión. Decidió huir con él en brazos y llevarlo a su lugar secreto para cuidarlo. Con habilidad, recitó un conjuro que su padre le había prohibido y desapareció ante la mirada furiosa de todos. Durante días, Foolish permaneció inconsciente, y Vegetta reflexionó sobre la verdadera naturaleza de la criatura que todos temían.

Finalmente, Foolish despertó. Sus ojos, llenos de miedo y súplica, encontraron los de Vegetta."Por favor, no me hagas daño," suplicó Foolish, su voz temblorosa. "No soy el monstruo que todos creen." Decía mientras trataba de protegerse con sus brazos.

Vegetta se acercó y tratando de no asustarlo le aseguró que no le haría daño. "Yo no soy como los otros, no te haré daño, ¿Por qué te han encerrado así?"

Foolish, sintiéndose menos amenazado por la voz suave del hechicero, se sentó en el piso y le contó su versión de los hechos. "Hace muchos años, fui adorado como la deidad del renacimiento. Pero un día, no pude salvar a un aldeano de una enfermedad mortal, y me culparon por su muerte. Me atacaron, me lanzaron un hechizo para volverme loco, y me sellaron en ese monumento."


Vegetta escuchó atentamente, conmovido por la historia de Foolish. "Entiendo tu dolor," dijo suavemente. "Nadie merece ser castigado injustamente."

Las palabras de Vegetta tranquilizaron profundamente a Foolish. La compasión y la empatía comenzaron a surgir en su interior, y decidió que no podía permitir que una injusticia continuara. En un acto de valentía, Vegetta y Foolish huyeron de la aldea, dejando atrás las sombras de sus pasados.

Se establecieron en un rincón apartado del bosque, un lugar donde la magia y la naturaleza convivían en armonía. Con el tiempo, la bondad y la sabiduría de ambos transformaron su nuevo hogar en un refugio para aquellos que buscaban paz y conocimiento. La cercanía y las experiencias compartidas forjaron un lazo indestructible entre Vegetta y Foolish.


Una tarde, mientras estaban sentados junto al fuego, Foolish tomó la mano de Vegetta. "Nunca pensé que encontraría a alguien que me entendiera y me aceptara por lo que soy," dijo, con sus ojos brillando con gratitud."Y yo nunca pensé que encontraría a alguien con quien compartir mi vida de esta manera," respondió Vegetta, apretando suavemente la mano de Foolish.

Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. La relación entre Vegetta y Foolish se fortaleció con cada día que pasaba. El amor floreció, inquebrantable y puro, lleno de felicidad y paz. Rodeados por la gratitud de aquellos a quienes ayudaban, la oscuridad del pasado se disipó, reemplazada por la luz del amor verdadero y la magia del renacimiento.

Un día, mientras paseaban por el bosque, Foolish se detuvo y miró a Vegetta con una sonrisa. "Este lugar, este momento... nunca imaginé que podría ser tan feliz."Vegetta le devolvió la sonrisa, sintiendo una profunda paz interior. "Hemos creado algo hermoso aquí, juntos. Y seguiremos haciéndolo, siempre."

Y así, en el corazón del bosque de Karmaland, una historia de redención, amor y esperanza se escribió en las páginas del tiempo, inmortalizando el vínculo entre un hechicero y una divinidad que, contra todo pronóstico, encontraron la felicidad eterna.

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⏰ Última actualización: Jul 01 ⏰

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